XII ORDINARIO/B. I.- LA ARROGANCIA DE TUS OLAS

(Jb 38,1.8-11). Con este capítulo 38, inicia la IV parte del libro de Job que contiene los 2 discursos que Yahvé dirige al protagonista principal de este libro y que van precedidos de la apología de Job (cap. 31) y el himno a la sabiduría divina, que va del 36,22-37,24. El primer discurso comienza con una serie de preguntas que confunden a Job, hechas desde una de las teofanías: ¿dónde estabas? ¿Sabes quién?, que se van alternando respecto al elemento tierra (vv. 4-7), para dar paso a la larga pregunta referente al elemento agua, al mar (vv. 8-11). Como podemos ver, ahora es Yahvé quien interroga e invita a Job a defenderse, cosa que ya habían hecho sus tres grandes amigos -los primeros agentes de la Pastoral de la Salud- Elifaz de Temán, Bildad de Súaj y Safar de Naamán; las preguntas discurren ahora respecto al conocimiento sobre las obras de Dios, para concluir en el v. 11 con la respuesta “Le dije”, o sea, Yahvé mismo le proporciona la respuesta al habitante del país de Us, pues prácticamente podemos leer “Yo” lo hice, “Yo”, le dije. Esta respuesta nos remite a Gn 1,9-10, concretamente al tercer día de la creación, cuando Yahvé Dios hizo la tierra y el mar, por lo tanto, si Yahvé es el Creador de todo cuanto existe, es el Señor y Rey magnífico de toda la creación y, en consecuencia, tiene poder sobre ella.
II.- “¡CÁLLATE, ENMUDECE!”. (Mc 4,35-41). Las catequesis a la orilla del lago han llegado a su fin y ahora es momento de cambiar de tema y de método pedagógico, de cara a la futura misión que recibirán los discípulos, por lo que el capítulo 4 concluye con el relato de la tempestad calmada, del que destacamos algunos elementos: 1.- el verbo decir aparece tres veces pronunciado por el Señor, en el v. 35 “dice a los discípulos”; v. 39 “dijo al mar”; v. 40 “dijo a los discípulos”. En el centro están las acciones increpar (reprender a una persona con dureza y severidad) y decir, ambas dirigidas a dos elementos de la creación el viento y el agua, que dan una respuesta conjunta, la obediencia. Por otra parte, la misma acción aparece dos veces en boca de los discípulos: v. 38 “y le dicen”; v. 41 “se decían”; la acción decir evoca siempre la palabra y la creación en Gn 1,1-2,4 fue realizada en seis días por medio de la Palabra; en consecuencia, se reafirma la condición divina de Jesús expresada en Mc 1,24 por un espíritu inmundo. 2.- el agua nos trae a la mente el diluvio de Gn 6,5-8,22 por medio del cual Dios purifica a la humanidad y hace alianza con ella; el paso por el mar rojo de Ex 14,15-31 por el cual Yahvé salva a su pueblo de la muerte después de haberlo liberado de Egipto y, finalmente, nos recuerda el Bautismo mediante el cual Cristo nos ha liberado de la muerte y nos ha dado la vida eterna. 3.- la barca nos ayuda a navegar por el mar de la vida y en la parte posterior de la misma iba Jesús y como normalmente, para avanzar miramos siempre adelante, no siempre recordamos lo que hay o a quien viene atrás; la fidelidad del Señor se hace patente sobre todo en medio de las dificultades y por esa razón suena normal su pregunta acerca de la fe de sus seguidores.
III.- YA TODO ES NUEVO (1Co 5,14-17). El punto de partida para san Pablo es el amor de Cristo manifestado de modo singular en su entrega por todos, como cabeza de la humanidad; ese amor es el que nos insiste a actuar con rapidez, pues si todos morimos con Cristo, todos renacemos a una vida nueva (Rm 6,4; 14,8) y, por tanto, a nuestra participación en esta gracia debe corresponder la entrega de nuestras vidas a Cristo, al no juzgar ya a nadie con criterios humanos (Rm 12, 14-21; 13,8-10) pues todo lo viejo ha pasado, ya todo es nuevo, incluyendo al hermano.

TE PUEDE INTERESAR

DOMINGO DE PENTECOSTÉS/B. I.- EN SU PROPIO IDIOMA

(Hch 2,1-11).* Cuando Jesús murió en la cruz entregó el Espíritu (cfr. Jn 19,30b), en …