El papa Francisco con representantes de otras iglesias en la vigilia "Juntos" el pasado 30 de septiembre, antes del sínodo episcopal.

Sínodo mundial en el Vaticano: un experimento explosivo

Tal vez Nathalie Becquart, de 54 años, sea un símbolo de lo que sucede actualmente en el Vaticano.

Recorre las calles hacia la Plaza de San Pedro con su pequeña bicicleta, siempre sonriente.

La monja francesa fue nombrada subsecretaria del sínodo episcopal bajo el liderazgo del papa Francisco, convirtiéndose en la primera mujer con derecho a voto en estas reuniones de los obispos, es decir, de hombres.

Becquart es probablemente la mujer más conocida en el Vaticano.

En estos días previos al sínodo mundial, que comienza el 4 de octubre, trata a todos con calidez.

La reunión en Roma, en la que se encuentran alrededor de 450 delegados en el Vaticano, para discutir sobre reformas y una nueva convivencia en la Iglesia católica, se prolongará hasta el 29 de octubre.

Está previsto que continúe en octubre de 2024.

UN ESTILO DISTINTO EN EL VATICANO

Durante mucho tiempo, en los sínodos episcopales había solo obispos vestidos de negro.

Ahora, se les une una carismática mujer que anda por el Vaticano en bicicleta.

¿Qué sucedió?

Es una larga historia.

En marzo de 2013, los cardenales eligieron en un cónclave al argentino Jorge Bergoglio, quien, bajo el nombre de papa Francisco, ha hecho muchas cosas de manera diferente a sus predecesores, a menudo con gran simbolismo y fuertes imágenes.

Recientemente, reorganizó la estructura del aparato vaticano, la Curia, el conjunto de todas las autoridades e instituciones que ayudan al papa en el ejercicio de su cargo. Pero quedaron por el camino cambios contundentes en la doctrina eclesiástica.

En 2019, un sínodo sobre la situación de la Iglesia en la Amazonía recomendó al papa, con una mayoría de dos tercios, ordenar a mujeres al sacerdocio (y también terminar con el celibato para los sacerdotes), para permitir así más celebraciones de la eucaristía en la amplia región. Pero nada cambió.

Desde hace años parecería que todo apunta al sínodo mundial que está por comenzar.

¿Se moverá la Iglesia en dirección a la modernidad? ¿Repensará la exclusión de mujeres de todos los cargos importantes? ¿Cambiará su política hacia la diversidad sexual? ¿Limitará el poder de los clérigos y repensará de alguna manera su estilo patriarcal? Esos temas provocan acalorados debates en la institución.

UN SÍNODO, “NO UN PARLAMENTO”

En realidad, se trata de alejarse del poder absoluto que el Primer Concilio Vaticano (1869/70) concede al papa.

Cerca de 100 años más tarde, el Segundo Concilio Vaticano (1962-1965) modernizó muchos aspectos de la Iglesia, como, por ejemplo, el reconocimiento de los derechos humanos y la libertad de religión, o la introducción de la lengua vernácula en la liturgia, durante el transcurso de la misa.

Pero, en definitiva, consolidó la estructura de poder clerical.

Ahora, el papa Francisco llama a un sínodo mundial sobre la convivencia de las religiones y los fieles, y el futuro de la Iglesia.

Por primera vez, participan y votan laicos, aunque en menor número que los obispos.

Una séptima parte de todos los votos son de mujeres.

Se aspira a que sea un verdadero encuentro, y una búsqueda conjunta.

Algunos lo llaman “súper sínodo”.

Y muchos hablan ya del significado histórico de este proceso.

EL VATICANO

AGENCIAS

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