Cortesía/LIBERAL Padre de familia ejemplar, respaldado siempre por su esposa Lolita y sus hijos Dolores, Martha y Rafael.

Rafael Marquet, vocero infalible de Petróleos Mexicanos

Para hablar de la grandeza de Coatzacoalcos hay que hacer mención de los personajes que han sido testigos del desarrollo petrolero de esta región, caracterizada por ser la más importante del país en la industria petroquímica. Sin duda uno de los testigos que vieron muy de cerca los inicios del “boom petrolero” de esta región es don Rafael Marquet Martínez de Escobar, quien desde la época de los años setenta y por muchos años fungió como jefe de Información y Relaciones Públicas de la Gerencia de la Zona Sur de Petróleos Mexicanos.
Rafael Marquet Martínez de Escobar nació en el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, el 10 de mayo de 1932, es decir que actualmente tiene 88 años, de los cuales 71 los ha vivido en Coatzacoalcos que desde 1949 se convirtió en su lugar de residencia.
Sus primeros estudios los realizó en la Ciudad de México y realizó estudios de arquitectura en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional. Desde muy joven tuvo la necesidad de estudiar y trabajar, por lo que se desempeñó como proyectista en la oficina del Plano Regulador de la Dirección General de Obras Públicas del Departamento del Distrito Federal.

SU INGRESO A LA PARAESTATAL
Posteriormente dejó el Departamento del Distrito Federal para ingresar a Petróleos Mexicanos (Pemex) en diciembre de 1949, comenzando como especialista en dibujo mecánico en el departamento de Ingenieros Civiles, donde gracias a su buen desempeño se convertiría en poco tiempo en Jefe de Dibujantes. Su carrera profesional en Pemex fue siempre en ascenso trabajando en ayudantías técnicas, pasando posteriormente a la Superintendencia de Construcción y Mantenimiento, hasta que en 1968 lo invitan en el Instituto Mexicano del Petróleo para capacitar al personal, dada la incipiente actividad de mecanización y computación en la zona sur.
En ese tiempo el departamento de Información y Relaciones Públicas de la zona sur se atendía desde las oficinas centrales de Pemex, pero en los años setenta deciden crear una jefatura de este departamento en Coatzacoalcos, por lo que don Rafael Marquet es designado jefe de esta oficina hasta que la paraestatal decide desaparecer la gerencia de la zona sur en 1992, quedando Marquet como asesor de la dirección general de Pemex Petroquímica, hasta el año 2000 en que decide jubilarse.

EL AMOR DE SU VIDA
Al poco de que llegó a Coatzacoalcos fue invitado a una cena familiar para dar la bienvenida al Año Nuevo en el Casino Petrolero y ahí conoció a la mujer que sería su esposa para toda la vida: Dolores López Ruiz, Lolita como se le llama cariñosamente. Una mujer muy bella y distinguida que le robó el corazón desde el primer momento.
A partir de entonces cambiaron sus planes originales que eran trabajar solamente por un corto tiempo en esta zona, para luego continuar estudiando en la Ciudad de México, así que al conocer al amor de su vida decidió quedarse a vivir en Coatzacoalcos.
Contrajo matrimonio con Dolores López Ruiz, con quien procreó a sus hijos Dolores, Martha y Rafael de quienes tiene 7 nietos y 2 bisnietos: Ana Dolores, Patricia Elena, Marina Fernanda, Andrea, Angélica, Martitha y Narciso; Patricio y Samantha.

Cortesía/LIBERAL Lolita López Ruiz le robó el corazón desde el primer momento.

UNA ÉPOCA MUY DIFÍCIL
A Rafael Marquet le tocó vivir una época muy difícil. Después de dos horas de vuelo en una avioneta aterrizaron en una pista de terracería que daba servicio a Pemex y el 27 de diciembre de 1949 firmaría su primer contrato con la categoría de Dibujante Especialista en Dibujo Mecánico. En aquel tiempo Coatzacoalcos tenía 20 mil habitantes y trabajar en el sur era una especie de castigo en la empresa. Había muchas carencias: falta de agua potable, drenaje, no había energía eléctrica y las condiciones de insalubridad ocasionaban enfermedades infecciosas sobre todo en la piel.

LA JAULA DE ORO
Cuenta don Rafael Marquet que fue testigo del repunte de Coatzacoalcos, que comenzó en 1951, tiempos cuando se instaló en la zona franca una envasadora de whisky, una fábrica de jabón, dos embotelladoras y un patio de almacenamiento de maderas preciosas de exportación.
Luego en 1953 comenzaría la explotación de azufre en Jáltipan y Texistepec. Ese mismo año se inauguraron las oficinas de Mexicana de Aviación, pero fue en 1954 al descubrirse los campos Arroyo Blanco y La Venta cuando se registró el verdadero despegue de la zona sur.
Luego, en 1956 Rafael Marquet fue comisionado junto con el ingeniero Tránsito García para desarrollar el proyecto de Ciudad Pemex, una pequeña ciudad con todos los servicios para dar alojamiento a los obreros del campo productor de gas “José Colomo” en Tabasco y otros que habían sido descubiertos anteriormente en 1949. Ciudad Pemex era conocida como la “Jaula de Oro”, debido a que por años no había caminos de acceso a este desarrollo habitacional.
En 1968, Marquet fue llamado a colaborar con el gerente de la zona sur, José Ortiz, que deseaba implementar unos programas de capacitación para el personal sindicalizado en coordinación con el Instituto Mexicano del Petróleo, quedando a cargo de la coordinación y planeación de estos nuevos programas.
Siempre recuerda don Rafa Marquet que la década de los años 70 fue la más intensa de su vida profesional, porque tuvo el privilegio de participar en grandes acontecimientos que cambiaron las expectativas económicas y sociales del país.
Don Rafa Marquet, debido al resultado en las responsabilidades que se le encomendaban en la zona sur, tenía acceso a toda clase de información y cada vez que le delegaban alguna responsabilidad entregaba buenos resultados, siempre procurando el bien de la institución.

EL BOOM PETROLERO
En 1973 llegó a la gerencia de la zona sur, el ingeniero Humberto Domínguez y pocas semanas después le ofreció colaborar en una de las ayudantías que pretendía reorganizar y le asignó el área de Relaciones Públicas, que don Rafa consideraba que no se había atendido correctamente porque se atendían directamente desde la ciudad de México. Este cargo lo convirtió en vocero de la paraestatal y le permitió convivir durante años con los más destacados periodistas tanto locales, como estatales y nacionales, incluso con prestigiados corresponsales extranjeros, con quienes mantuvo por años una relación profesional y amistosa.
Don Rafael Marquet vivió muy de cerca el llamado “boom petrolero” que tenía como epicentro la zona sur, por lo que se le asignaban todo tipo de responsabilidades además de su trabajo en relaciones públicas. Se hizo cargo del uso de la flota aérea de la jurisdicción (helicópteros y aviones) y de la construcción de los hangares, tanto en Minatitlán como en Villahermosa y Ciudad del Carmen. Por su gran capacidad de negociación, a don Rafa también le asignaban tareas como la atención de reclamos de pescadores y campesinos con quienes muy frecuentemente se suscitaban conflictos de daños ambientales o derrames.
Al desaparecer la gerencia de la zona sur en 1993, las oficinas de Marquet seguían instaladas en el mismo edificio que poco a poco fue ocupado por Pemex petroquímica, antes de mudarse al edificio inteligente. Don Rafa se sentía incómodo de seguir ahí donde parecía un extraño que no existía para los nuevos funcionarios, pero poco a poco al ser jefe de Información y Relaciones Públicas de la zona, le pedían su opinión sobre la problemática de la región que era muy valiosa para los recién llegados, colaborando de manera eficiente con ellos.

CONTACTO PRESIDENCIAL
Debido a su desempeño intachable y a su capacidad ejecutiva, los directivos en turno siempre le confiaban la logística cuando había que recibir a algún presidente de la República, por lo que tuvo la oportunidad de atender y recibir a los presidentes Luis Echeverría, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo. Cada uno con un especial estilo de gobernar y de tratar los temas del petróleo, pero que se preocuparon por visitar esta región que le ha dado renombre a la industria petrolera. Muchas son las anécdotas que cuenta don Rafael Marquet sobre estas visitas que vio muy de cerca y que recuerda con emoción.
Sonríe al recordar, por ejemplo, que a Luis Echeverría le gustaba el refresco Titán de grosella y que al terminar una reunión o una comida en la otrora Casa de Visitas de Pemex (que luego gestionó que se diera al Municipio como Casa de Cultura), pedía un vaso con bastante hielo de esa bebida. Por eso se anticipaba y recomendaba a los que venían de México traer unas botellas de Titán.
Don Rafael Marquet tenía por norma realizar periódicamente una evaluación y un diagnóstico del ambiente social, laboral y con los medios de comunicación, por lo que se mantenía al día en los temas que ocupaban a la opinión pública. Así fue el desempeño profesional de don Rafael Marquet hasta el año 2000 en que decidió jubilarse, para retirarse a la vida privada al lado de su familia, especialmente de su esposa Lolita.

UN LIBRO DE MEMORIAS
El retiro de don Rafael Marquet no fue motivo para que olvidara su paso por Petróleos Mexicanos, por lo que decide escribir su libro “El petróleo: ¿bendición o maldición de México?”, una obra publicada en el 2017 que narra su paso por Pemex, cómo vivió el “boom petrolero”, en un lenguaje claro y lleno de información que nos ubica en el lugar preciso cuando la zona sur era el centro de operaciones más importante de la industria petroquímica.
En su libro recuerda a sus más cercanos colaboradores, entre los que destaca por cierto Georgina Saavedra Cruz, quien le sucedería en el cargo como vocera y Enriqueta Rosales, Alberto García Ruiz, Jorge Noval Fuster, Edilberto Meza Luján, Rodolfo Vizcaíno García y Mussio Cárdenas Cruz. Y a sus amigos Miguel Tomassini y Severiano Sánchez López; María de los Ángeles Alessio Robles, María Cristina García Sancho, Cristina del Río Oliver y Teresa Kato de Valdez.
Ha dicho don Rafael Marquet que no olvida sus experiencias como empleado de Pemex, donde estuvo por más de cincuenta años: “Pertenezco a una estela de petroleros que somos responsables y comprometidos con el desarrollo de esta gran empresa y el gran recurso que es el petróleo. Experiencias muy positivas y otras difíciles. ¿Quién puede olvidar accidentes tremendos como las plantas de Pajaritos? ¿La tremenda explosión de la planta de gas en Ciudad Pemex, Tabasco? Considerado éste como el accidente más grave en la historia de la industria petrolera mexicana, más que San Juan Ixhuatepec en el Estado de México. También recuerda el derrame del Ixtoc en 1979, que fue finalmente controlado por ingenieros, técnicos y trabajadores de la paraestatal, y la tremenda explosión en Guadalajara, Jalisco. Bueno, es una gran industria a la que le debo mucho”.

AMOR POR COATZACOALCOS
Dan Rafael Marquet siempre ha sido enfático al destacar el gran amor que siente por Coatzacoalcos: “Siento un gran amor por Coatzacoalcos y toda la región. Es un puerto que ha generado riqueza y bienestar social a todo el país. Es el tercer puerto petrolero del mundo, luego de Houston y de Arabia Saudita. Los complejos petroquímicos tienen que recuperar su sitio en el desarrollo industrial, que por diversas circunstancias como todos sabemos, se fueron rezagando. Coatzacoalcos recibe la mayor producción de crudo y gas en el país, provenientes de la sonda de Campeche, Tabasco y Chiapas; aquí mismo enfrente tenemos petróleo en el mar”.
Y cuando se le habla de lo que espera de la región remata diciendo con un cierto dejo de esperanza: “Espero lo mejor, que regrese la paz a todo el Istmo y en particular a la ciudad. Lo merece la ciudad y el estado. Pronto se hará realidad el gran sueño de unir los puertos de Salina Cruz y Coatzacoalcos, que es el punto más cercano entre Asia y el este de los Estados Unidos y Europa, el sueño es ese y el potencial es enorme”.
Don Rafael Marquet fue un excelente vocero, leal a la empresa petrolera más grande de Latinoamérica y sobre todo un extraordinario ser humano que aprendió a amar a Coatzacoalcos donde ha vivido la mayor parte de su vida.
Por muchos años practicó el futbol, su deporte favorito, que después cambió por largas caminatas por el malecón costero, deportes que lo mantuvieron activo y saludable.
No cabe duda que don Rafael Marquet Martínez de Escobar es un “petrolero de corazón”, que llegó a Coatzacoalcos para quedarse y hacer de esta ciudad su hogar y el de su familia. Don Rafa Marquet ama a esta tierra y no pierde la ocasión para expresar con una sonrisa su gratitud por esta ciudad que lo vio crecer y convertirse en todo un personaje en la historia del petróleo de la zona sur.

Coatzacoalcos
Redacción Liberal Del Sur

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