Elizabeth Aviña/LIBERAL: Se les ayuda también con sobres de suero.

Ofrecen botellas de agua y garrafones a migrantes

La casa del migrante de la Diócesis de Coatzacoalcos, Médicos sin Fronteras y habitantes cercanos a la avenida Uno contribuyen al paso de las personas.

COATZACOALCOS
ELIZABETH AVIÑA

La casa del migrante de la Diócesis de Coatzacoalcos y Médicos sin Fronteras han puesto a disposición de los migrantes botellas de agua y garrafones para que las puedan rellenar y así se mantengan hidratados, también han estado distribuyendo estos días sobres de suero a los viajeros ante las altas temperaturas de los últimos días.

Asimismo, algunos vecinos que se ubican en las inmediaciones del puente de la avenida Uno se han solidarizado y han comenzado a sacar agua en recipientes afuera de sus hogares para que los migrantes tengan agua para estarse refrescando.

Albira, habitante de Coatzacoalcos, cuenta con un manantial natural, y hace todo un proceso para sacar agua y dejarla en recipiente, asegura que son bendecidos con este afluente y en estos tiempos no duda en compartirlo.

Y es que la sensación térmica en Coatzacoalcos ha llegado hasta los 59 grados, de ahí que algunos viajeros de Centroamérica han optado por meterse a refrescar en pozas y hasta charcos de agua sucia.

“Si encuentro una poza, uno ahí se mete, o agua sucia, ahí se mete uno”, expuso Edwin, migrante hondureño.

Los migrantes informaron que las noches son más pesadas porque duermen en la vía pública y el calor se hace uno mismo con los piquetes de moscos.

Ellos se muestran sorprendidos por las condiciones climatológicas, expresan que no conocen el desierto, pero consideran que esta situación no está alejada.

“El calor está terrible, la gente se deshidrata en la noche, con los zancudos, pegándose uno mismo con los zancudos para espantarlos, como le estamos haciendo guerreando como siempre estamos, son 39- 40 grados más o menos estamos por ahí la cosa, soy de tierra caliente, pero no tan caliente”, expresó Tilen Campo, migrante venezolano.

Hay quienes prefieren andar sin playera, otros buscan pozos para refrescarse, y siempre traen reserva de agua, explicaron que normalmente emprender este camino es agotador, pero con temperaturas extremas están más expuestos a deshidratarse fácilmente

“La verdad está muy caliente, en Honduras no es así, es un poco más bajo, yo siempre traigo mi bote de agua todo el día, porque luego lo dejas botado y el camino te puedes deshidratar”, expuso Edwin David, migrante hondureño.

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