‘No perdí la esperanza’: madre se reencuentra con su hijo luego de 40 años perdido

Rufino es un hombre de 60 años del estado de Tamaulipas, que debido a las burlas de sus amigos y conocidos por padecer una enfermedad mental, decidió huir de su casa al cumplir los 20 en la ciudad de Mante.

Durante 40 años anduvo vagando sin rumbo fijo hasta que su familia finalmente lo encontró y todo gracias a dos trabajadoras sociales incansables y el apoyo de las redes sociales.

Hace un par de días, Rufino Vázquez Martínez se encontró con su mamá Epifania Martínez, residente del poblado El Limón en la zona centro-sur de Tamaulipas.

Sentado en una silla de ruedas del Hospital General de Matamoros “Alfredo Pumarejo”, cuando la vio entrar el hombre inmediatamente reconoció a la autora de sus días al decirle “mamá”.

Luego, trató de contener las lágrimas y al final sollozó.

“Aquí estoy, ya vas a estar conmigo, ya no vas a andar en la calle, ya vas a estar comiendo a tus horas”, le dijo doña Epifania mientras lo abrazaba.

La señora aseguró que nunca perdió la esperanza de volver a ver a su hijo.

“No perdí la esperanza porque yo pedía mucho a Dios y Dios me concedió que por medio de ustedes. Dije: si un día me lo presentan Dios mío por medio tú sabes cómo”, expresó mientras dirigía sus palabras a las trabajadoras sociales del hospital general, Itzel Hanae Aranda Urquiza, Mirta Adriana Cárdenas López y al personal de la “Red de Emergencias Reynosa A.C”, responsables de iniciar la búsqueda de la familia.

El nueve de octubre de este año Rufino ingresó en estado de calle al nosocomio para luego pasar a quirófano a cirugía por tener una infección en tejidos blandos.

Por su estado mental Rufino aportó datos vagos y las trabajadoras sociales al darse cuenta que no había familiares empezaron a indagar e ir a una panadería donde aceptaron conocerlo pero que ayudaba en cosas pequeñas y vivir en la calle.

Al no obtener mayor información pidieron el apoyo a las redes sociales para que los familiares se acercaran.

La petición se compartió cientos de veces.

De Matamoros a San Luis Potosí pasó la información y de ahí al ejido Los Aztecas de Ciudad Mante para finalmente llegar a oídos de doña Epifania.

“Mi familia esperaba encontrarme triste, pero me vieron tranquila, estoy muy contenta de tenerlo ya aquí porque aquí lo tengo” dijo con alegría.

AGENCIAS MÉXICO

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