Migrantes en la mira

La luna de miel entre Joe Biden y los migrantes sin papeles ya terminó. Poco duró el gusto. “Antes de que el famoso gallito cantara 3 veces”, debut y despedida.

Durante 22 días, el continente y Europa se alegraron.

Primero, aquella iniciativa de ley para legalizar a once millones de ilegales, 6 millones, caray, mexicanos.

Después, la iniciativa de ley al Congreso norteamericano para legalizar a los Dreamers, los hijos de migrantes nacidos en Estados Unidos, la mitad, insólito, mexicanos.

Pero el fin de semana anterior, la realidad real se impuso.

EU inició la deportación de cientos de indocumentados. Por lo pronto, de tres países. Jamaica, Guatemala y Honduras.

Aquella famosa promesa que tanto vuelo y revuelo levantara de que dejaría de expulsar a la mayoría de migrantes sin papeles y que fueran objeto y sujeto de la xenofobia y el racismo de Donald Trump, pronto se diluyó.

Lo peor: Nadie sabe si los deportados eran digamos, una amenaza para la seguridad nacional o la seguridad pública como tanto alardeaba Trump.

Tampoco si apenas, apenitas, habían cruzado la frontera sin documentos.

Pero…, pero resulta que el viernes 29 de enero, deportaron a una mujer sobreviviente de la matanza del año 2019 en Walmart, donde hubo veintidós muertos (La Jornada-México, 2, 2, 21).

Peor aún si se considera que en Rochester, Nueva York, un agente de policía esposó a una niña de nueve años y le roció gas pimienta, y lo que generara un tsunami de indignación por la fuerza pública en contra de una menor.

El pretexto oficial, háganos favor, fue que la madre pidió esposar a la niña… que porque sufría crisis mental y amenazaba con matar a su madre y suicidarse.

La alcaldesa de Rochester, Lovely Warren dijo, sin embargo, que “fue simplemente horrible y ha indignado con razón a toda nuestra comunidad”.

Y es que ante el objetivo de Biden existe otra realidad avasallante. En el fondo, parte sustancial de la población es racista y excluyente, con todo y que Estados Unidos fue fundado por migrantes.

VAYA DOBLE DISCURSO DE BIDEN…

Quizá doble discurso de Biden. Acaso el gabinete duro de la Casa Blanca corrigiendo paradas e imponiéndose.

Quizá las presiones internas y externas de los pudientes. Acaso Biden expresando su identidad, luego de levantar expectativas entre los migrantes en EU con derecho a votar y una vez lograda la presidencia de la república, el revire.

Mientras, las caravanas de migrantes de Guatemala y Honduras que significaban unos dieciocho mil fueron regresadas a madrazo limpio de Guatemala, en tanto el obradorismo se alista para levantar muro Donald Trump y frustrar el paso.

Incluso, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubon, asegurando que, aunque Trump ya se fue y Biden llegó, en México seguirán bloqueando el paso de migrantes camino a Estados Unidos.

“Me preocupa, dijo la diputada federal demócrata Verónica Escobar, que el Servicio de Control de Inmigración y 0Aduanas siga movilizándose con rapidez, antes de que el gobierno de Biden tenga una oportunidad de evaluar cosas y proporcionar más directrices”.

Sea como sea, los hechos constituyen el único aval de un político igual que de cualquier ser humano. Y el hecho específico, preciso y macizo es que la deportación ya inició… así proclamen en la barandilla que esperan órdenes ejecutivas sobre Migración.

MILLÓN DE JAROCHOS MIGRANTES EN EU

Mal si el discurso de Biden, mejor dicho, su juramento de respetar los derechos humanos de los migrantes, tarda demasiado en aterrizar en los mandos medios y bajos.

Mal si, por un lado, la mano derecha envía las iniciativas de ley a favor de los migrantes, y por el otro, el Servicio de Aduanas inició la deportación.

Mal si la policía migratoria actúa de un modo… por encima de la decisión presidencial.

Y más peor, que nadie de Biden al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas supervise el día con día.

Peor, si un juez federal ordenó “suspender la moratoria de cien días para las expulsiones” a petición del estado de Texas, digamos, como si Trump continuara socavando la legitimidad electora de Biden.

Faltan varios días para el primer mes de la nueva dinastía política en la Casa Blanca y los días y noches están polvorientos otra vez, como cuando las huestes trumpianas tomaran por asalto el Capitolio.

Los migrantes de América Central y México, por ejemplo, tienes razones de peso y con peso para seguir mirando al país vecino.

Uno, la errática política económica incapaz de alentar la creación de empleos.

Dos, el terrible y espantoso desempleo que ha llevado a la miseria y la pobreza.

Tres, la escala de violencia originada por los carteles y cartelitos.

Y cuatro, y en el caso de América Central, la violencia de las pandillas de Los Angeles, conocidos como los Maras, y que en el viaje de Guatemala, Honduras y San Salvador a EU se vuelven sanguinarios, perversos y atroces.

El asunto migratorio pega en Veracruz porque hay un millón de paisanos en EU, la mayoría, sin papeles, todos huyendo de la miseria y la espantosa y creciente desigualdad económica, social, educativa y de salud, seguridad, procuración de justicia y desarrollo humano.

Los teóricos dirán, por ejemplo, que la pesadilla migrante poco es frente a los treinta años que los judíos huyeron de pueblo en pueblo guiados por Moisés.

Ta’güeno.

Expediente 2021

Luis Velázquez

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