La mezcla exacta de lo femenino con lo rudo

Bianca Ornella Galeana Flores, es una joven porteña que ha logrado mezclar lo femenino con lo rudo, pues tras comenzar en el mundo de la belleza hace 12 años aplicando uñas, actualmente hace tatuajes, un sueño que cumplió tras varios años de lucha.

La joven que igual tatúa flores y hasta a gokú, tribales e imágenes de star wars; asegura que no ha sido fácil aprender, sobresalir y sobre todo hacerlo de manera profesional, pero indicó que la constancia y la inversión en capacitación es lo que la ha llevado a posicionarse en un mercado muy demandado.

Aunque son contadas las mujeres que tatúan en este Puerto, ella espera de a poco ir ganando la confianza de sus clientes, quienes ya le reconocen la gran aptitud que tiene para decorar el cuerpo con tinta, pese a que tiene 3 meses de haber comenzado con esta actividad.

-¿Cómo comienzas en el mundo de la belleza?-
“Hace 12 años me metí a estudiar a una academia de belleza y hace 9 años puse un salón, el primer GLAM, comencé haciendo todo de belleza, pero después tuvo mucho auge el tema de las uñas porque a las personas les comenzó a gustar mucho cómo hacía la aplicación y de repente ya tenía puras citas de uñas y dejé un poco atrás todo lo demás, lo que más hacía era uñas y cabello”.

-¿En ese entonces qué tanta era la demanda de las uñas?-
“Había muy pocas personas que ponían uñas aquí en Coatzacoalcos, eran contadas y eran famosas, eran de acrílico, pero la mayoría ocupaba el tip y yo me dediqué a hacer puras esculturales, entonces eso era lo que me diferenciaba de las demás.
Con mi trabajo en uñas me compré un coche de segunda, pero tenía muchos problemillas y saqué uno de agencia, puse mi salón, es un trabajo muy redituable y noble, el tema de la belleza es redituable y la gente siempre tiene necesidad, siempre hay demanda. Si te capacitas, si destacas y te esfuerzas, aunque sea en una cosa que la hagas bien, la gente te reconoce y te busca”.

-¿Cómo llegaron los clientes?-
“Yo nunca me hice publicidad, era todo de boca a boca, me recomendaban mucho y llegó un momento en que mis jornadas eran de más de 12 horas de trabajo, los diciembres prácticamente terminaba a las 2 de la mañana y había comenzado desde las 7. A veces atendía hasta 8 personas al día de puras uñas”.

-¿Y cómo das el giro a los tatuajes?-
“Yo siempre he tenido una inquietud por lo que es tatuar, pero antes pues quise comenzar con las cejas, algo que tuviera que ver con lo que yo hacía y que mi clientela se pudiera hacer. Tomé un curso de micropigmentación en Guadalajara y después en Monterrey de microblanding que son diferentes técnicas y me he ido capacitando en diversas convenciones y pues fue un giro drástico porque dejé atrás el tema de las uñas y me empapé de ese tema y ya en la cuarentena pude tomar un curso de tatuajes que era lo que yo quería hacer desde el principio. Definitivamente me ha gustado mucho”.

-¿Te ha costado trabajo?-
“Me ha ayudado que tengo facilidad en el dibujo, pero definitivamente mi consejo es invertir en capacitación, yo realmente todo lo que he hecho he invertido y he procurado no escatimar, todo lo que sé no ha sido así al trancazo, todo me ha costado y si tengo que viajar, viajo”.

-¿Cuánto llevas tatuando?-
“Llevo 3 meses, es poco tiempo, pero me está gustando y ha habido buenos resultados”.

-¿Dónde te pueden ubicar quienes requieran tu servicio?-
“La verdad es que ya no vivo en Coatzacoalcos, me fui a Nuevo León, pero vengo cada cierto tiempo para no abandonar a mi clientela local, ahorita estaré aquí algunas semanas más, pero también he ido a otras ciudades a trabajar como Sonora, Monterrey, Guadalajara y demás, es según como me pida la gente que quiere mi trabajo.
Además, ahorita que está la pandemia sigo trabajando con todo sanitizado, tenemos todas las medidas, así que pueden venir sin problema al estudio en la colonia Puerto México”.

Coatzacoalcos
Elizabeth Aviña