Luis Velázquez

Estudiantes embarazadas/Asistencia de la U.V./Chicas tristes

ESCALERAS: Una gran tarea social realiza la Universidad Veracruzana. En el tiempo del desastre epidemiológico, tiempo cuando las enfermedades mentales están aumentando y la mitad de los ancianos padeciendo estrés creciente y galopante, asisten con consultoría a las estudiantes embarazadas.
Lo hacen a través de las plataformas Skype y Zoom, WhatsApp y Messenger, primero, para disminuir los riesgos del COVID, y segundo, para un feliz término del embarazo.
Más, mucho más, cuando las preocupaciones han subido en las chicas. Una, el confinamiento tan prolongado. Siete meses. Dos, el riesgo para los hijos. Y tres, una tristeza que va creciendo en sus corazones.

PASAMANOS: La UV tiene una coordinadora del Programa de Salud para Estudiantes Embarazadas. Se llama Sandra Vázquez Hernández y dirige una brigada multidisciplinaria. La forman docentes y alumnos de las carreras de Medicina, Enfermería, Odontología, Nutrición, Sicología y Química Clínica.
Una política asistencial para atender todos los aspectos tanto de la salud física como la salud mental. Incluso, hasta conversatorios sobre planificación familiar, aquella política del siglo pasado, tiempo priista, tan socorrida para que las familias tuvieran menos hijos, pues, entonces, se estilaba tener hasta doce para, digamos, formar un equipo de fútbol o dos equipos de basquetbol.

CORREDORES: El programa de la UV encaja y se ensarta en un Veracruz en el primer lugar nacional con adolescentes embarazadas y en uno de los primeros lugares nacionales en abortos clandestinos, como por ejemplo, la contratación de una comadrona, una espanta/cigüeñas para aplicar el legrado.
Y es que en la UV, como corresponde en toda carrera universitaria, los alumnos son, en términos generales, de los 18, 19 años, a las 22, 23 años, y, bueno, el despertar de la vida y las tentaciones en el camino son tanto como caminar sobre fuego.

BALCONES: Un boletín de la UV detalla la asistencia. Por ejemplo, en un párrafo dice:
”Entre las preguntas más comunes formuladas se encuentran las relacionadas con signos de alarma en el embarazo e incertidumbre por la atención del parto; por parte de las puérperas son orientación para la lactancia materna, ablactación (administración de alimentos diferentes a la leche), destete y cuidados específicos por alteraciones de salud en recién nacidos; mientras que estudiantes en general solicitan información sobre métodos anticonceptivos y enfermedades de transmisión sexual”.

PASILLOS: Lo más canijo es la terapia para disminuir, frenar, desaparecer quizá levantar el ánimo de las estudiantes embarazadas pues ellas refieren “sentirse tristes por el confinamiento”, además, claro, de su estado natural cuando las defensas suelen bajar.
Una tristeza que sin duda tendrá otros orígenes, digamos, el embarazo como alumnas y que por todos lados limita la posibilidad de vivir el tiempo juvenil en igualdad de circunstancias que, por ejemplo, las chicas solteras y sin compromisos ni pendientes.

VENTANAS: El grupo integró un portafolio de servicios y que incluye entre otros aspectos los siguientes: control prenatal con enfoque de riesgo, ejercicios psicoprofilácticos, taller de estimulación fetal y de estimulación oportuna, apoyo educativo, promoción a la salud educativa, consejería en planificación familiar, colocación de DIU y de implantes y hasta dotación de condones y hormonas orales.
Una asistencia excepcional. Es el rostro humano de la máxima casa de estudios. Solidaria la UV con las alumnas embarazadas.

Barandal
Luis Velázquez

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