Luis Velázquez

Escuchar al pueblo/Lección de Churchill/“Las horas más oscuras”

EMBARCADERO: Hay una película fascinante sobre Winston Churchill, el primer Ministro de Gran Bretaña en la Segunda Guerra Mundial y que bien pudieran, digamos, mirar los políticos como una clase de doctorado… Se llama “Las horas más oscuras” y está en Netflix… Adolf Hitler avanza en la conquista del mundo… Está a un paso de entrar a Francia y de ahí brincar a Gran Bretaña… Churchill se inclina por luchar, pero su partido y parte del gabinete legal apuesta a una negociación y un pacto… La mayoría de políticos, incluso el Rey, quieren doblegarse a Hitler, y Churchill, ofreciendo “sangre, sudor y lágrimas” se opone…

ROMPEOLAS: Sus opositores, encabezados por su antecesor, el ex Ministro Chamberlain, recién destituido, lo amenazan, incluso, primero, con una renuncia colectiva al gabinete, y segundo, con el cambio de Churchill… Churchill se mantiene… Habla con el Rey y explica sus razones, pues denigrante sería, le dijo, que al ratito Gran Bretaña se convirtiera en una isla sometida por Hitler, sin libertad, sin independencia y sin autonomía… Días después, el Rey se presenta sin avisar en su casa y habla a solas, en su recámara, con Churchill… Y le dice que está con él, que pa’lante, buscando aliados y nueva estrategia bélica, social y popular…

ASTILLEROS: Churchill viaja al palacio en su coche… Y de pronto, en un alto, mirando el tránsito de la gente, todos de prisa y con prisa para llegar a tiempo al trabajo o cumplir faenas del día, se baja de la unidad y decide caminar y mezclarse entre la gente… Y sube al metro y prendiendo su puro gigantesco platica con la gente… Y les dice lo que está pasando con el ejército británico en la guerra y hay muertos… Y les pregunta qué haría cada uno de ellos, por ejemplo, si debiera pactarse con Hitler…

ESCOLLERAS: Y en el metro, mujeres, jóvenes, ancianos y una niña, todos, al mismo tiempo, exclaman: “¡Jamás, jamás!” un pacto con Hitler… “¿Aunque nuestros soldados estén muriendo?” pregunta Churchill… “Seguiremos luchando” dicen todos… Luego, interroga a uno por uno sobre sus razones y cada uno de los ciudadanos que viajan en el metro expone razones de peso y con peso… Churchill se alimenta y retroalimenta, pero más aún, se llena de emoción social… En el convoy se pone de pie y saluda y abraza a todos y se les queda mirando a uno por uno y acaricia la barbilla de la niña indignada con un posible pacto con Hitler…

PLAZOLETA: Luego, va al Palacio y dialoga con el equipo secretarial y les dice que nadie pactará con Hitler y que seguirán peleando… Después, va al Cuarto de Guerra, integrado con militares y políticos, entre ellos, sus adversarios y enemigos, y delante de ellos rompe el borrador del posible pacto que ellos querían… Y habla con el Rey y le cuenta su vivencia y experiencia en el metro… Y de inmediato dirige un mensaje a la nación a través de la radio…

PALMERAS: Y Churchill, encendido con el fervor popular de defender a la nación, ofrece de nuevo “sangre, sudor y lágrimas” y garantiza que continuarán luchando contra Hitler, con todo y que el presidente de Estados Unidos le ha negado barcos, aviones y soldados… Y ganan… Y, bueno, sin entrar en moralinas, pero considerando que los pueblos sufren las locuras mesiánicas de los gobernantes, Churchill viajó en el metro para escuchar la opinión ciudadana y el camino se le iluminó con la fuerza social…

Luis Velázquez/Malecón del Paseo

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