Los ucranianos Yaryna Arieva y Sviatoslav Fursin se apresuraron a casarse el 24 de febrero cuando Rusia lanzó una guerra en su país. Lo hicieron meses antes de su boda prevista para mayo. Querían estar juntos, pasara lo que pasara.

Cumple un año pareja que se casó en plena invasión rusa a Ucrania

Yaryna Arieva y Sviatoslav Fursin no celebrarán este viernes su primer aniversario de boda.
La pareja ucraniana se casó el día en que Rusia lanzó un ataque a gran escala contra su país. Un año después, Ucrania sigue en guerra. Los misiles rusos siguen cayendo del cielo y la gente sigue muriendo.

No hay mucho que celebrar, dicen. “Ha pasado un año y todos los recuerdos empiezan a volver”, dijo Arieva a CNN en su casa de Kyiv con Fursin.
Arieva relató que, durante meses, evitó ponerse un traje que se había comprado pocos días antes de la invasión porque le traía recuerdos de los momentos más oscuros de su vida.

“No son los recuerdos que uno quiere tener en la cabeza todo el tiempo”, dijo.
Arieva, de 22 años, y Fursin, de 25, se apresuraron a casarse en el monasterio de San Miguel de las Cúpulas Doradas el 24 de febrero, meses antes de su boda prevista para mayo.

Querían estar juntos, pasara lo que pasara. Desde entonces, el lugar se ha convertido en uno de los preferidos de los dignatarios extranjeros que visitan Kyiv en sus viajes de apoyo. Recientemente, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se fotografió allí con el líder ucraniano, Volodymyr Zelensky, durante su visita sorpresa del lunes.

“Recuerdo la ceremonia de mi boda y esa sensación de no saber nada. Ese futuro impredecible y realmente aterrador”, dijo Arieva.
Ese mismo día recogieron sus armas y se alistaron como voluntarios en la unidad local de la fuerza de defensa territorial, la rama de voluntarios de las Fuerzas Armadas de Ucrania, decididos a defender su ciudad.

Cuando las tropas rusas se retiraron de la región de Kyiv a principios de abril, el tiempo de Arieva y Fursin en la defensa territorial llegó a su fin. Los militares decidieron que era necesario profesionalizar las unidades de voluntarios y solo se permitió permanecer en ellas a los que tenían experiencia militar previa.

Fursin y Arieva tuvieron que abandonar el cuerpo. Sin embargo, aún conservan las armas que les entregaron al principio de la guerra. Dicen que están preparados para volver al servicio si surge la necesidad.

 

RUSIA
AGENCIAS

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