Alfredo Estrella/Liberal Desde la semana pasada comenzaron los rituales de magia blanca al pie del ojo de agua.

Cueva del Diablo, gran destino turístico 

Enclavado en la selva del municipio de San Andrés Tuxtla, se encuentra la Laguna Encantada, el Cerro del Venado, un ojo cristalino de agua mineral y por supuesto la Cueva del Diablo.
La ruta a seguir comienza ingresando a la selva desde un camino urbano asfaltado, bajando por caminos escarpados llenos de roca volcánica y polvo que convierten en resbaladiza la bajada, donde más de uno cae al suelo.
A orillas de la Laguna encantada, se ubican las embarcaciones de remo de los 42 pecadores concesionados para capturar con redes las especies del lugar, entre las que se encuentran mojarras tilapia y topotes.

ESPECTÁCULO NATURAL
Arnulfo Trujillo Xolo, líder de la comunidad de pescadores, Plan de Artigas, reveló que uno de los detalles misteriosos de la laguna encantada es que en la época de lluvias baja su nivel y en contra parte, durante la sequía, sube el nivel de agua, que incluso  puede  cambiar de color según la temperatura del lugar.
Para llegar a la cueva se camina un kilómetro entre la selva, en zona de montañas y cuando el turista voltea hacia arriba su mirada se encuentra con el cerro del Venado, elevación natural que cuenta con un hábitat de diversas especies, de aves, mamíferos, reptiles, y peces.
Subiendo por el sendero principal, los turistas podrán apreciar desde el mirador del cerro del Venado, una panorámica general de la Laguna Encantada, que desde ese punto se convierte en un enorme espejo de agua que refleja el cielo, las nubes, las aves volando y la vegetación.

PRIMER VIERNES DE MARZO
Se termina el camino justo a la entrada a la Cueva del Diablo, después de subir la difícil ruta que muestra un río rápido y el ojo de agua cristalina.
Este es punto de reunión de brujos, el primer Viernes de marzo, quienes llegan a recargar de energías, lo cual atrae a los turistas nacionales e internacionales.
Los visitantes se reúnen a la entrada de la cueva, donde se  percibe un penetrante olor  a azufre y el guano que es el sustrato resultante de la acumulación masiva de excrementos de murciélagos.
Además de las gotas de humedad que caen de entre las rocas, que genera un lodo negro y espeso donde se entierran los pies al caminar.
Se recuerda al ya fallecido Brujo Mayor de Catemaco, Reyes Álvarez Montes, bautizado espiritualmente con el nombre de Juan Francisco De La Piel Roja, quien siempre aseguró a la prensa, que  a través de rituales de magia blanca y negra, logró salvar a mucha gente que estaba a punto de morir.
Álvarez Montes falleció el año pasado a los 80 años de edad y siempre dijo que el destino de su alma era el infierno, ya que por su propia voluntad había renunciado al Dios de la bóveda celeste.

PETICIONES
EXTRAORDINARIAS
Reyes siempre dijo, que el turismo de ese lugar llega desde varios puntos del planeta buscando curar sus males como problemas sentimentales, conyugales, de salud, cáncer, sida.
Y otros que van más allá,  porque llegan pidiendo poder político, económico y hasta fama a través de un pacto firmado con el señor de la oscuridad.
Dentro de la Cueva, antes que los pescadores del plan de Artigas dejaran limpio; se podían encontrar fetiches, hechizos, amarres, cartas, fotos, y ropa interior sellados con cera de velas y veladoras de colores, que según los brujos, nadie puede tocar, porque quien lo haga se carga de energías negativas y le puede ir muy mal. Actualmente ya nada de eso existe, todo fue arrancado, recogido en costales y tirado al basurero municipal.
Incluso hace unos días, inadaptados sociales le fueron a quitar la cabeza a un muñeco de macho cabrío de casi dos metros que se encontraba al interior de la cueva, donde los brujos llegaban a colocar sus ofrendas; pero nadie supo quien lo hizo.

Alfredo Estrella
San Andrés

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