“Caso cerrado”/La doctora Polo/La vida, un infierno

UNO. “Caso cerrado”

Todos los días, en las tardes, antes del anochecer, el continente se paraliza. Igual, igualito que en el siglo pasado con “La hora romántica de Agustín Lara”, desde la XEW. En el caso, “Caso cerrado” con la doctora Ana María Polo.
Es un programa de una hora donde dirimen los grandes conflictos de las pasiones humanas. El amor y el odio. El rencor y el perdón. Las parejas disfuncionales. La pelea sexual entre parejas.
En todos los casos son historias de vida. En ningún caso, inventadas. Basadas en la vida real. Incluso, los protagonistas compareciendo.

DOS. Historias fuera de serie

Es un viaje fantástico. Casi casi, onírico. Historias singulares, fuera de serie. De hecho y derecho, como cuando Julio Verne publicó sus novelas explorando mundos inaccesibles, imaginados, apostando a la aventura espacial.
La doctora Polo buscando siempre una solución. Es más, sin las facultades de un tribunal, los interesados en la barandilla, ella dictamina la verdad. Y su palabra es santa. Asesorada siempre por un par de doctores, y una sicóloga y un experto en asuntos migratorios, pues con frecuencia son historias donde los comparecientes son trabajadores de otros países.

TRES. La vida, como es de truculenta

Historias inverosímiles, entre otras, de la semana anterior:
Dos madres con dos hijas decidieron tener experiencia sexual. Primero, las madres tuvieron relaciones íntimas. Luego, las hijas. Después, una madre con la hija de la otra y la otra madre con la otra hija.
Un cuarteto, pues.
Y las madres con sus hijas llegaron a “Caso cerrado”, porque una chica filmó la experiencia y después la vendió a un portal porno.
Un chico se declaró impotente para procrear hijos. Entonces, pidió a un hermano que por misericordia tuviera relaciones con su esposa para embarazarla.
Y el hermano se molestó porque, primero, era casado, y segundo, respetaba a la cuñada.
Incluso, llegó el caso con la doctora Polo. La historia terminó cuando filtraron un video donde desde antes el hermano tenía relaciones extramaritales con la cuñada.

CUATRO. Embarazadas en la plenitud

Una señora denuncia a su amiga porque, embarazada, sigue como trabajadora sexual. Incluso, tiene una casa de asignación donde únicamente contrata a mujeres embarazadas y que constituye, dice, un atractivo sensual para muchos hombres.
Pero ella tiene un niño y el niño convive con las señoras. Y la amiga está molesta.
El caso queda cerrado cuando por decisión de la doctora Polo le quitan a la niña y consignan a una guardería.

CINCO. Un consejito por favor

En el programa televisivo ventilan historias desgarradoras. Gente necesitada de un consejo, una orientación. Incluso, urgida de ser escuchadas.
Hay momentos cuando la persona que demanda y la demandada pierden los estribos y ahí mismo, “en vivo y directo”, se agarran a golpes, y ni modo, los escoltas, tipos musculosos y altos, intervienen con un manotazo terso.
En tanto, la doctora golpea el marro sobre su escritorio convocando a la prudencia, la mesura y la cordura.

SEIS. “¡Fuera de mi programa!”

En la tele hay varios programas semejantes. Pero sin duda, Caso cerrado se lleva de calle a todos.
Además, como parte del reality-show, la doctora Polo interactúa. Y si el caso lo amerita, grita, manotea, canta y baila. Y toma partido.
Por ejemplo, en el caso de las madres y las hijas en el experimento sexual, una madre pide la palabra para decir que está enamorada de la hija de su amiga y que desea otra intimidad.
La doctora se encorajina y le dice: “¡Vieja cochina! ¡Fuera, fuera de mi programa!”.

Escenarios
Luis Velázquez

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