Kristen McMullen, una mujer de West Melbourne, Florida, se embarazó de su primera bebé después de años de espera. Tres semanas antes del parto se sintió enferma. Sí, era COVID-19. Rápidamente los síntomas se convirtieron en neumonía.
Al ver su estado, los médicos decidieron actuar de emergencia y le practicaron cesárea. Cuando despertó, tuvo a su hija en los brazos. Luego murió.
“Pudo tener a Summer básicamente para sólo dos fotografías. En una tenía su máscara de respirar puesta y en la otra se la quitó. Y entonces se la llevaron inmediatamente a la unidad de cuidados intensivos”, explicó su tía Melissa Syverson a USA Today.
Los familiares de Kristen McMullen no han dicho si la joven madre se puso la vacuna. En Estados Unidos, aunque tienen dosis de sobra, amplios sectores de la población se han dejado influenciar por campañas contra la inmunización.
Agencia/Internacional