Luis Velázquez

Movilidad académica

La movilidad académica en las universidades públicas y privadas es uno de los atractivos más importantes para los jóvenes. La mayoría de ellos, quizá todos, suelen decidir su ingreso en base a la posibilidad de cursar la carrera en varias instituciones, tanto del país como del extranjero.

Por ejemplo, una chica originaria de Tamaulipas estudió Comunicación los dos primeros semestres en Tampico. El siguiente, en la Facico de la Universidad Veracruzana, UV. Ahora, cursa el cuarto en la UNAM. Luego, pasará a la Escuela Carlos Septién García. Y el sexto, séptimo y octavo lo tiene planeado estudiar en Estados Unidos y Europa. De preferencia, España y Francia. Domina el inglés y estudia en grado avanzado el francés.

Incluso, desde ahora se mira y sueña reportera en las grandes ligas. Primero, en la Ciudad de México, y luego en Europa. Es más, cubriendo frentes bélicos, dice.

Serán las ganas de descubrir el mundo. Acaso, los deseos de viajar. Quizá, conocer experiencias académicas. Acaso, formarse en las grandes y mejores universidades para que nadie les cuente. Quizá, la nueva generación juvenil del mundo.

Por eso, universidad limitada a la aldea y la provincia sin mirar el bosque nacional y extranjero está perdida.

Nada vuelve más atractivo y productivo a un colegio de estudios superiores como la movilidad y en donde las universidades prestigiadas llevan la preferencia porque sus homólogas del extranjero, las mejores y las mejores entre las mejores, aceptan acuerdos.

Antes, era, todavía, la calidad académica de los maestros, todos, pues uno o dos es insuficiente. También, la impresionante calidad de las instalaciones. Ahora, y desde hace un ratito, parece, la movilidad y que al mismo tiempo, ha remontado el vuelo como “la joya de la corona” académica.

CABALGANDO EL MUNDO

Mucha movilidad tiene la UV. La UNAM, “por mi raza hablará mi espíritu”, ni se diga. También, el Tec de Monterrey. Y la Universidad Cristóbal Colón. Y la UVM, Universidad del Valle de México, incluso, con sus campus en el país.

Se vuelven así un atractivo para los chicos. El espíritu de Hernán Cortés y La Malinche conquistando mundo cabalga en ellos.

Lo dijo Octavio Paz: “Somos contemporáneos de todos los hombres”.

Lo repitió Jorge Volpi: “Desde que empecé a vivir en París me volví latinoamericano”.

El mundo, ya se sabe, es una aldea. El coronavirus es la última prueba de la universalidad del planeta. Lo que sucede en el otro extremo geográfico incide en el ranchito más modesto de Veracruz. Más de mil indígenas, habitantes de las zonas serranas, con el Covid.

Y si los chicos de hoy nacieron con una computadora, un cel y un IPAD bajo el brazo, la conversión académica fue en automático.

Felices cuando empezaron a descubrir el mundo y de pronto advirtieron que tenían amigos en África, Malasia, India, China, Egipto, etcétera, y con quienes se escribían correos electrónicos y hasta Zoom aplican ahora.

Por eso, los padres de familia, tan provincianos que solemos ser porque así fuimos formados en la mayoría, hemos de abrirnos cuando los hijos plantean la movilidad académica en su carrera universitaria.

En el siglo pasado, por ejemplo, una película fue filmada con el sugerente título de “Cuando los hijos se van”.

Y en este siglo otra película fue filmada. Se llama “Cuando los hijos regresan”.

Los hijos, pues, mirando el mundo como si fuera la colonia popular del municipio donde viven. Estarían lejos, pero cercanos.

POSGRADOS EN LÍNEA

La movilidad es recíproca. Los chicos de América Latina y Europa, por ejemplo, en Veracruz, cursando la universidad.

La fama, por ejemplo, de la Facico-UV llegó a Europa y un chico, italiano parece, cursó en el campus de Boca del Río. También, unas chicas de AL. También, estudiantes del interior del país y desde hace quizá una década.

Estuvieron un semestre y siguieron caminando. En ningún momento por un desencanto, sino porque el proyecto de sus vidas así lo bosquejaron.

Por eso, quizá los programas académicos se están volviendo más universales, pues finalmente, la operación, digamos, de la próstata requiere el mismo dominio médico aquí que en el otro extremo geográfico, aun cuando, desde luego, en unos hospitales sigue aplicándose con el cuchillito y en otros con rayos láser.

El padre de familia escucha a los hijos platicar con sus compañeros y en todos los casos la movilidad académica permea.

Constituye una maravilla ver a cada uno navegando en Internet buscando información y hasta dialogando con los profesores de otras latitudes geográficas explorando posibilidades.

Se trata, todo indica, y desde hace ratito, ahora más sólido que nunca, del gran descubrimiento pedagógico para una nueva vida, más intensa, más realizada y más desarrollada, alternando, incluso, con las maestrías y doctorados en línea con las casas de estudio más prestigiadas del planeta y con la misma, o mayor, rigurosidad académica del salón de clases.

Expediente 2020/Luis Velázquez

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