En las últimas semanas, un incremento significativo de migrantes ha cruzado hacia Estados Unidos desde México, planteando desafíos políticos para ambos países.
MÉXICO
AGENCIAS
Las autoridades fronterizas estadunidenses encontraron a más de 142 mil migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos en la primera quincena de septiembre, según datos compartidos el jueves por el presidente Andrés Manuel López Obrador, una cifra que podría igualar o incluso superar los máximos mensuales anteriores.
El presidente compartió las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) durante su conferencia de prensa matutina y propuso una visita a Washington en noviembre para hablar del tema.
El número de migrantes atrapados cruzando ilegalmente o presentándose en cruces fronterizos legales ha aumentado de forma constante tras caer a mediados de mayo, cuando Estados Unidos puso en marcha normas de asilo más estrictas.
DESAFÍOS PARA BIDEN
Este aumento ha puesto bajo presión a las ciudades estadunidenses situadas en la frontera y más al norte. El martes, el alcalde de Eagle Pass, en Texas, declaró estado de emergencia debido a la “fuerte oleada de inmigrantes indocumentados” en la ciudad, a la que habrían llegado varios miles de migrantes en los últimos días.
El presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, ha tenido que lidiar con cifras récord de migrantes que intentan cruzar ilegalmente desde que asumió el cargo en 2021 y se enfrenta a ataques por el tema mientras busca su reelección.
Los republicanos culpan a Biden de revertir las políticas de inmigración de línea dura del exmandatario republicano Donald Trump, favorito para la nominación de su partido.
El gobierno de Biden anunció el miércoles que concedería a casi medio millón de venezolanos que ya se encuentran en Estados Unidos acceso a permisos de trabajo, tras las demandas de funcionarios estatales y municipales demócratas de ayudar a los inmigrantes a trabajar legalmente.
Para reducir los cruces ilegales, la administración de Biden puso en marcha en mayo una nueva normativa que obliga a los inmigrantes a concertar una cita para entrar por un paso fronterizo legal o enfrentarse a una mayor exigencia de asilo.
Su gobierno también ha abierto otras vías legales para que los inmigrantes entren en Estados Unidos desde el extranjero.
POLÍTICA MIGRATORIA
El dramático aumento a lo largo de la frontera entre los dos países –especialmente en San Diego, California, y las ciudades texanas de El Paso y Eagle Pass– marca un punto de inflexión después de que las cifras se desplomaran en los últimos meses, y podría crear nuevos desafíos políticos para el presidente estadounidense, Joe Biden, de cara a las elecciones.
En mayo, Biden implementó una nueva política para disuadir los cruces ilegales, incluida la deportación de migrantes y la prohibición del reingreso durante cinco años, mientras su administración lidiaba con la migración en niveles récord.
En un mes, las medidas más duras hicieron que la tasa de cruce de fronteras cayera alrededor del 70%.
Pero un reciente aumento en las llegadas a la frontera, combinado con un número mucho mayor de personas en camino hacia el norte a través de América Central y del Sur y en peligrosos trenes de carga a través de México, sugiere que el efecto disuasivo inicial está desapareciendo.
Los expertos dicen que Estados Unidos carece de la capacidad para detener y procesar a migrantes en la frontera, lo que a menudo hace imposible que el Gobierno ejecute las duras sanciones que anunció en mayo.