Agencias/LIBERAL El motivo de la negativa a la repatriación se basa en que alguno de sus familiares está relacionado con el ISIS.

Los hijos de la guerra

El califato físico dejó de existir con la caída de Baghuz en marzo de 2019, pero la amenaza que representa Estado Islámico se mantiene, e incluso parece haberse recrudecido en los últimos meses, y aún queda otro importante problema sin resolver, el de los hijos de los milicianos y de quienes les apoyaron, atrapados en campos como el de Al Hol, en el noreste de Siria, para los que sigue sin haber respuestas.

La alta comisionada de la Organización de la Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, llamó la atención la semana pasada sobre la situación de esos niños, repitiendo un mensaje que se ha convertido en un mantra que han venido repitiendo tanto la ONU como las organizaciones humanitarias y de derechos humanos.

Reprochan que los países de origen de muchos de estos niños, o al menos de sus progenitores, se nieguen a recibirlos de vuelta. Es más, como recordó la jefa de Derechos Humanos de la ONU, en algunos casos se les está privando “de su nacionalidad, lo que potencialmente les convierte en apátridas”.

Sin embargo, sostuvo Bachelet, “una vez que estas personas han regresado a sus hogares, los Estados pueden avanzar con medidas de rehabilitación y reinserción, así como investigaciones y, de ser necesario, procesamiento” en caso de que “haya pruebas suficientes de conducta criminal”.

REPATRIADOS SIN SUS MADRES
Algunos países, entre ellos Francia la semana pasada y otros como Bélgica y Holanda, han procedido a repatriar a algunos de estos menores, en ocasiones sin estar acompañados de sus progenitores, en particular de sus madres, que son las que en la inmensa mayoría de los casos están recluidas junto con ellos en Al Hol, así como en Ain Issa y Roj.

“Repatriar a niños sin sus padres y específicamente sin el consentimiento parental, en casos en los que los padres están vivos, podría contravenir el Derecho Internacional y suscita cuestiones morales sobre el bienestar de los menores”, subrayan Myriam Francois y Azeem Ibrahim en el informe Los hijos de los detenidos de Estado Islámico. El dilema de Europa, publicado por el think-tank Center for Global Policy (CGP).

Mantener a estos niños —y a sus madres y al resto de detenidos— en estos campos, en condiciones pésimas, con apenas servicios básicos y con la amenaza del covid-19, supone una fuente excepcional de propaganda para grupos terroristas, afirman.

Algunos niños se enrolaron en el grupo terrorista por decisión propia, mientras que otros muchos se vieron “asociados a través de conexiones familiares o nacieron bajo el dominio de Estado Islámico”, resalta un informe sobre esta problemática publicado por el Centro de Lucha contra el Terrorismo de la academia militar estadunidense de West Point.

México
Agencias

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