LA VIUDA Y EL JUEZ

Jesús les contó a sus discípulos una parábola para mostrarles que debían orar siempre, sin desanimarse.
2 Les dijo: “Había en cierto pueblo un juez que no tenía temor de Dios ni consideración de nadie”.
3 En el mismo pueblo había una viuda que insistía en pedirle: “Hágame usted justicia contra mi adversario”.
4 Durante algún tiempo él se negó, pero por fin concluyó: “Aunque no temo a Dios ni tengo consideración de nadie,
5 como esta viuda no deja de molestarme, voy a tener que hacerle justicia, no sea que con sus visitas me haga la vida imposible”.
6 Continuó el Señor: “Tengan en cuenta lo que dijo el juez injusto”.
7 ¿Acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará mucho en responderles?
8 Les digo que sí les hará justicia, y sin demora. No obstante, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe en la tierra?
La parábola de la viuda y el juez sin escrúpulos es, como tantos otros, un relato abierto que puede suscitar en los oyentes diferentes resonancias.
Según Lucas, es una llamada a orar sin desanimarse, pero es también una invitación a confiar que Dios hará justicia a quienes le gritan día y noche.
¿Qué resonancia puede tener hoy en nosotros este relato dramático que nos recuerda a tantas víctimas abandonadas injustamente a su suerte?
En la tradición bíblica la viuda es símbolo por excelencia de la persona que vive sola y desamparada. Esta mujer no tiene marido ni hijos que la defiendan. No cuenta con apoyos ni recomendaciones. Sólo tiene adversarios que abusan de ella, y un juez sin religión ni conciencia al que no le importa el sufrimiento de nadie.
Lo que pide la mujer no es un capricho. Sólo reclama justicia. Ésta es su protesta repetida con firmeza ante el juez: “Hazme justicia”. Su petición es la de todos los oprimidos injustamente. Un grito que está en la línea de lo que decía Jesús a los suyos: “Buscad el reino de Dios y su justicia”.
Es cierto que Dios tiene la última palabra y hará justicia a quienes le gritan día y noche. Ésta es la esperanza que ha encendido en nosotros Cristo, resucitado por el Padre de una muerte injusta. Pero, mientras llega esa hora, el clamor de quienes viven gritando sin que nadie escuche su grito, no cesa.
El contexto nos muestra a que se refiere el pasaje bíblico, cual es el tema, la enseñanza que quiere dejarnos EL SEÑOR JESÚS, el tema es: orar siempre y no desanimarse.
Cuando se deja de orar, o se vive sin orar, se perdió la fe.
A esta persona…
¿Se le podrá seguir llamando creyente?
Bendiciones, nos leemos la próxima semana.

Con amor Pastora Lupita Ruiz Sibaja.
Iglesia Tabernáculo de Dios.

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Busca a Dios con humildad de corazón.
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Bendiciones abundantes.

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