Gabriel Alberto Ramírez Nazariego

La guarda y custodia, el derecho de los menores detrás de una separación

En nuestro artículo anterior hablamos de que tanto el padre como la madre deben hacer ver a sus hijos, que la separación sólo se produce por discrepancias entre ellos y nunca hacerles sentir culpables. Es muy importante, también, no hacer comentarios despectivos del otro cónyuge cuando están los niños delante, y mucho menos pintarle como único culpable de la ruptura. Por último, es necesario que los niños no tengan la sensación de ruptura familiar.

LA SEPARACIÓN COMO MAL MENOR
Para que una pareja sea feliz ha de esforzarse en serlo, pero hay ocasiones en las que por mucho empeño que se ponga la ruptura es inevitable. Muchas parejas antes de llegar a ese punto luchan con todos los medios para salvar la situación. Incluso acuden a terapias donde intentan entender el conflicto y poner fin a los problemas que les impiden vivir con la armonía y la felicidad de antaño.
Una vez que se ha tomado conciencia de que la relación de pareja ya no funciona llega la hora de pasar a la acción: hay que poner fin a años de convivencia y de amor. Los primeros momentos son los más difíciles. Para hacerles frente la compañía de otros seres queridos es fundamental, pero también lo será encerrarse de vez en cuando en uno mismo. Una pequeña dosis de autocompasión no es mala. Los fines de semana y las vacaciones son los días más difíciles, por eso lo mejor es tener la agenda llena y disfrutar de esos días, que antes se compartían con él o ella, con amigos o familiares. Los psicólogos recomiendan transformar la sensación de soledad en sentimiento de libertad. Es el momento de hacer aquellas cosas que se sacrificaron en nombre de la pareja y la convivencia. Acometer un cambio de imagen personal o también denominada: look y practicar algo de ejercicio físico permiten recuperar la conciencia del propio cuerpo y además ayudan a liberar tensiones. El llanto también puede ser un buen aliado, aunque en pequeñas dosis. En estos casos, el paso del tiempo siempre es el mejor remedio.

DERECHOS Y OBLIGACIONES CON O SIN CUSTODIA
Tanto si se quedan al cargo de los hijos como si no, los dos cónyuges tienen una serie de derechos y obligaciones con los niños.
Con custodia: Derechos. El propio disfrute diario de los hijos, tomar las decisiones que afectan a los niños el día a día, así como la administración de sus bienes y de su pensión alimenticia. Obligaciones. Alimentarles, educarles y darles la compañía y el cariño necesario. El progenitor que tiene la custodia también debe facilitar el cumplimiento del régimen de visitas, así como informar al otro de las incidencias importantes que le sucedan al menor.
Sin custodia: Derechos. Disfrutar del régimen de visitas acordado, ser informado de todas las incidencias importantes, ejercer la patria potestad, que sigue siendo compartida, salvo que el juez indique lo contrario y la posibilidad de acudir al juez en caso de que se produzca algún incumplimiento. Obligaciones. Cumplir con todo lo acordado en el convenio regulador; régimen de visitas y pensiones alimenticias, así como velar por ellos en todo lo que se refiere a salud, educación y desarrollo integral de su persona.

EL PAPEL SOCIAL Y FAMILIAR DE LOS ABUELOS
Los abuelos desarrollan una valiosa función social, ya que participan activamente en la socialización de los nietos a través de una relación que es enriquecedora para ambos. Ellos aportan al niño un vínculo de referencia diferente y complementario, pero nunca sustitutorio, del que mantienen con sus padres. A su vez, los pequeños ofrecen al mayor la posibilidad de sentirse útiles y activos, lo que repercute positivamente en su autoestima. Frente a la desestructuración de la familia y la incorporación de la mujer al mundo laboral, la figura de los abuelos juega un papel muy importante en la educación de los niños. Se calcula que más de una cuarta parte de los niños que aún no están en edad escolar cuya madre trabaja fuera de casa, permanecen bajo el cuidado de sus abuelos. Son los llamados “abuelos canguros”. Los abuelos ocupan por entero el lugar de los padres cuando éstos pasan dificultades personales o laborales. En estos casos, los abuelos se ven obligados a llevar a cabo desplazamientos temporales más o menos largos. Pero también están los abuelos cuando los padres padecen enfermedades o por diversos motivos están inmersos en condiciones de internamiento. Más allá del cuidado de los nietos, los abuelos que han llegado a la jubilación tienen todavía un vivo potencial para ofrecer a la sociedad del que tienen que tomar conciencia.
Tras la separación se inicia una relación diferente entre los padres y los hijos. El régimen compartido del tiempo de ocio cae bajo la ley salomónica de los fines de semana alternos y el disponer de la mitad de las vacaciones de la compañía de los hijos. Ante esta situación, los niños deben acostumbrarse a diferentes entornos y se ven obligados a estar los fines de semana alternos con uno de los progenitores. La separación es un duro paso para la pareja, pero también lo es para los hijos. Ellos ven que su entorno ha cambiado y que ahora se les exige dividir su tiempo entre la casa de mamá y la de papá. Al principio les costará acomodarse a la situación, pero lo asumirán en la medida que lo vayan comprendiendo. Hasta la separación o el divorcio, los niños asumen el hogar familiar como el lugar donde viven con ambos padres. Cuando se produce la ruptura temen que con ello se haya roto también su familia. Es necesario hacerles comprender que la familia sigue existiendo, a pesar de que los padres vivan en domicilios distintos. Tiempo compartido. Establecido el régimen de visitas, ambos padres deben iniciar una nueva forma de convivencia. Durante los fines de semana y vacaciones, ambos deben asumir ser el padre y la madre de los niños. Desde la alimentación hasta el ocio debe ser pensado en una primera fase para que sirva de medio y favorezca la relación de los progenitores con sus hijos. Todos los miembros de la familia sufren en un divorcio. Tras ello, hay un periodo donde todos se sienten desorientados. Los padres deben iniciar una nueva forma de vida y los hijos deben acomodarse al lugar que le corresponde en cada uno de los hogares.

CONTINUARA…
¡Ahora que lo sabes, haz valer tus derechos!
Fuente: https://revistas.juridicas.unam.mx/

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