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A sus 6 añitos, Juan Roberto, es un niño que más de la mitad de su vida ha padecido dolores y sufrimientos que nadie le desearía ni a su peor enemigo.
Y es que el niño, desde que tenía 2 años y 8 meses de edad, sufrió quemaduras de tercer grado, tan graves, que de inmediato perdió toda la piel de sus brazitos.
Hoy ha sido intervenido quirúrgicamente en varias ocasiones, ya ha mejorado en uno de sus extremidades, pero apenas va a la mitad del camino.
Su mamá, Viviana Enrique, cuenta cómo es que todo comenzó hace más de 3 años, cuando fueron a su pueblo en una comunidad de Oaxaca para un funeral familiar.
Ahí tras el entierro, comenzaron a hacer comida para todos. Dejó a su niño en el cuarto con los demás pequeñitos, mientras ella lavaba las verduras, a unos metros de ella estaba una enorme olla en el patio con agua hirviendo para un caldo.
El niño fue caminando de espaldas hacia la olla, cuando el pequeño sintió el vapor en la espalda, entonces volteó y metió los brazos en la olla con el agua hirviendo.
Su mamá al ver la escena no pudo hacer nada por el estado de shock en el que estaba. Los llantos del niño de nuevo la trajeron a su realidad.
“Me quedé paralizada, no pude hacer nada, cuando el papá saca al niño de la olla, de inmediato la piel de los brazos se desprende inmediatamente, al verlo me volví loca”.
Cuando llegó al Centro de Salud fue entonces que supo que se trataba de algo serio, que no podía ser atendido en cualquier hospital, así que visitó varias unidades.
Hasta que alguien le recomendó que se comunicara con la fundación Te queremos Ayudar, que ayuda a niños quemados, y así lo hizo y de inmediato la apoyaron.
Antes el pequeñito no podía mover siquiera la muñeca, porque la quemadura le pegó la piel de tal manera que no tenía movimiento alguno en ninguno de sus dos brazos.
Hoy el niño ha ido a Texas, para ser operado, y ya puede mover su mano derecha, pero todavía requiere otras intervenciones quirúrgicas para tener el otro brazo con movimiento también.
COATZACOALCOS
SENDIC AGUIRRE
