Bajo el puente de la Avenida Uno en Coatzacoalcos, a la espera de lograr su meta.

Génesis, 31 días de sufrimiento

Migrantes que llegan a Coatzacoalcos viven una pesadilla para continuar con su travesía hacia “el sueño americano”.

“Vamos a llegar hasta donde diga Dios. Donde llegue ahorita el tren ahí nos quedamos, depende la hora que lleguemos, queremos lograr el sueño americano”

Génesis
migrante hondureña

De acuerdo a datos proporcionados por el encargado de La Casa Del Migrante, padre Joel Ireta Munguía, en el transcurso del año han recibido a más de 5 mil migrantes de distintas nacionalidades.

Bajo el puente de la Avenida Uno en Coatzacoalcos, Génesis espera abordar el tren para continuar su trayecto a Estados Unidos.
Ella junto con su esposo, salieron hace 31 días de su natal Honduras, en ese lapso llevan kilómetros caminando y viajando encima de los trenes.
Así como ellos, decenas de migrantes de diferentes países esperan el paso de la locomotora.

La joven de apenas 20 años, cabello castaño, tez blanca, complexión mediana, y de ojos marrones, está sentada frente a una mesa junto a otras dos indocumentadas de 18 años.

El puente de la Avenida Uno es el lugar donde se refugian los centroamericanos, se trata de familias enteras con menores de edad, que esperan en sillones y colchones rotos, casas de campaña y carpas hechas de bolsas negras.

La hondureña comentó que la razón principal por la cual decidió salir de su país fue para buscar mejores oportunidades, “en Honduras está difícil encontrar un trabajo que paguen bien… Todo está caro y todo ha subido. Las escuelas dicen que son públicas y terminan cobrando, no ayudan en nada. Yo admiro de México que más bien les pagan por estudiar, porque les dan becas… Allá no. En una “pública” yo pagaba 3 mil 500 pesos mensuales y aparte tenía que trabajar”, relató.

EL PELIGRO
Buscar una mejor calidad de vida es más peligroso de lo que las personas suelen creer, y los centroamericanos están expuestos todo el tiempo.

Génesis y su pareja fueron asaltados, aun así, sufrieron menos que otros de sus compañeros, “me han robado dinero, pertenencias, ropa, todo lo que teníamos. También corremos el riesgo de que nos violen y maltraten por el camino, y pues también a los hombres que les quiten el dinero”, agregó la mujer.
Además de correr ese tipo de riesgos, están en constante alerta, ya que pueden ser deportados en cualquier momento a su lugar de origen.
“Una vez me agarraron más arriba y me deportaron para Honduras, iba en las vías del tren”, sostuvo.

TIENEN QUE TRABAJAR
Al haber sido víctima de asaltos y deportaciones, antes de llegar a Coatzacoalcos, tuvo que trabajar en Villahermosa, Tabasco, donde se estableció durante un periodo corto de tiempo junto a su esposo.

Ahí se desempeñaron en la albañilería y ayudante de limpieza en casas. Para fortuna de Génesis, sus jefes les dieron un techo dónde vivir y su salario.
Su rutina diaria desde que abandonaron la capital de Tabasco, es caminar día y noche.

Dormir en las vías del ferrocarril es lo habitual para ella y su pareja.

Ella como muchos no ha tenido apoyo por parte de ninguna institución, todo lo ha conseguido por su propio mérito, “ni gente del gobierno, nada” expresó Génesis.

Irma Santander

 

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