"No perdamos nuestra cultura y religión. Yo miro todo está babosada", dijo el preste al retirar el cubrebocas del rostro de una mujer.

Evangelio Dominical

Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez

XXI ORDINARIO/B. I.- “ÉL ES NUESTRO DIOS” (Jos 24,1-2.15-18).

El capítulo 24 de Josué constituye la conclusión del libro de Josué, hijo de Nun y cuyo final es la muerte de este caudillo y el destino de los huesos de José, traídos de Egipto. Nos encontramos ante la gran Asamblea de Siquén convocada por Josué para tomar una importante decisión: a qué Dios o dios han de servir y esto ocurre en tres partes: 1.- Josué propone a la fe de los presentes las intervenciones de Yahvé a favor de Israel (vv. 2-13); 2.- la Asamblea se pronuncia por Yahvé y contra los dioses extranjeros (vv. 14-24) y, 3.- concluye la alianza y se pone su ley por escrito. En el primer momento se recurre a la memoria histórica ya que esta generación que entró a la tierra prometida, no salió de Egipto, éstos nacieron en el desierto, en tanto que la que salió del país de las pirámides, murió justamente en el desierto. Por lo tanto, es necesario conocer la especial vocación de Israel, elegido por Dios (Ex 19,5-6) y su obra salvadora se resume en tres grandes acciones: nos sacó de Egipto, hizo grandes prodigios ante nuestros ojos y nos protegió por todo el camino. Primero Josué (v. 15) y luego toda la Asamblea concluyen: serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios (v. 18).

II.- PALABRAS DE VIDA ETERNA (Jn 6,55.60-69).

La catequesis sobre el pan de vida (por mencionar algunos vv., 35.51.54-56), han suscitado diversas reacciones entre los seguidores de Jesús, tal como lo vemos en el v. 42 “¿no es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?” y en el v. 52 “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”. En el texto que hoy nos ocupa, encontramos la siguiente afirmación: “Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida” (v. 55) y que encuentra su concomitante en el v. 60: “Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?. Destaca nuevamente la dificultad para comprender la acción del Espíritu, ocasión que Jesús aprovecha para aclarar que el Espíritu es el que da la vida y que sus palabras son Espíritu y son vida; también les recuerda que nadie puede ir a Él, si el Padre no se lo concede. De modo que el binomio es creer/no creer, tener vida/no tener vida y recordemos que la vida la obtenemos al comer el pan que ha bajado del cielo, porque es el pan de la vida que el Padre nos ha dado y, tristemente, muchos decidieron no creer, no tener vida y, al echarse para atrás, decidieron darle la espalda a la vida. Ahora toca el turno al grupo de los Doce, los más cercanos a Jesús: es el momento de decidir, como en la Asamblea de Siquén, con esta pregunta “¿También ustedes quieren dejarme?”. Se trata de tomar una decisión fundamental, vital y que compromete su eternidad para siempre; la pregunta/respuesta de Pedro suena solemne: ” Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

III.- LE DA ALIMENTO Y CALOR (Ef 5,21-32).

Para san Pablo es momento de considerar la vida nueva en Cristo, ahora desde la moral familiar comenzando con la relación entre los esposos y partiendo de la eclesiología. Tenemos aquí los vv. guía: v. 21 sumisos unos a otros en el temor de Cristo; v. 23b Cristo es la cabeza de la Iglesia, el salvador del cuerpo; v. 24 la Iglesia está sumisa a Cristo, v. 25 Cristo ama a la Iglesia y se entregó por ella; v. 26 para santificarla y purificarla; v. 27 la santifica y la libera de toda mancha; v. 29 Cristo alimenta y cuida a la Iglesia; v. 30 somos miembros de su cuerpo y, finalmente, v. 32 es un Misterio referido a Cristo y a la Iglesia. De otro modo, no podremos entender el amor y la santidad conyugal.

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