Francisco L. Carranco

Entre la amenaza y la advertencia

Hace apenas hace unos días, en las redes sociales, de Xalapa, alguien o algunas personas convocaron a lo que sería una “Marcha No Pacífica” contra el encierro, la sana distancia y todos los protocolos, considerados por las autoridades, para evitar la propagación virulenta del Coronavirus, que está en uno de los picos más elevados y que ubica a Veracruz como una entidad con mayor contagio.

Los convocantes anónimos, presuntamente, propietarios de bares, cantinas, antros, hoteles, moteles y, quizás, algún otro rubro considerando de esparcimiento y recreación con horario nocturno y venta de bebidas alcohólicas en una inusual convocatoria, a través de Internet, se supo de los fines y alcances que tendría, esa protesta, principalmente presionar a la autoridades a levantar el encierro; la luz del Semáforo Covid-19 estaba en Naranja y mucha población en la calle, lo que provocó la suspicacia para que esos giros comerciales “pidieran” la autorización para la apertura de esos negocios, a través de la “Marcha no Pacífica”.

La ocurrencia de quien o quienes promueven, con información diaria, sobre la marcha, pusieron hora y fecha y, bajo la permisibilidad (usos y costumbres) que, aparentemente ha cedido el estado a otras protestas y manifestaciones con destrozos y daños a los comercios, dependencias, iglesias y casas, los convocantes decidieron calificar su protesta y manifestación como una Marcha NO PACÍFICA a ver si así les hacen caso.
Obviamente, se sobrentiende, que algunos comerciantes han entrado en crisis, porque en más de tres meses de cierre, los gastos fijos luz, agua, impuestos, nómina y otros gastos inherentes al negocio empiezan a poner a los dueños en situación de quiebra ante la ausencia de ingresos para solventar la actividad comercial.

Seguramente a algunos comerciantes de otros giros les llamó la atención dicha convocatoria ya que se han manifestado meseros, taxistas, vendedores ambulantes, músicos y otro negociantes que dependen del ingreso diario de su actividad comercial, sin embargo, el riesgo de retar a la autoridad es un riesgo que conlleva a generar delitos que no quedan impunes y luego, luego, hubo deslindes de los comerciantes establecidos como los Canacos y Coparmex, que negaron participación en la marcha.

La Marcha no Pacífica fue causando expectación día a día, la amenaza de los “propietarios, empleados y seguidores” de los antros, cantinas, bares, etcétera, generó temor en las tiendas y comercios que ya en una pasada manifestación, del 08 de junio, donde aparecieron los “Anarquistas” que dañaron inmuebles, iglesias, bancos, hoteles, comercios y vandalizaron todo lo que se encontraban a su paso, provocó que se resguardarán y se blindarán contra cualquier acto de violencia que pudiera darse por los manifestantes.

La amenaza de la marcha no pacífica por su propia connotación se presume que la protesta implicaría agresión a los inmuebles, con el conque, de no pasa nada la agresión se vuelve unilateral y más que manifestación e vuelve un acto que visibilizar el poderío de quienes manda a su esbirros a cometer fechorías, mientras los verdaderos autores materiales se quedan en el anonimato, ocultos y festejando las debilidades de las autoridades, ante el enojo de los ciudadanos, pero, esta vez no fue así.

El 08 de junio la ciudad sufrió un de los ataques más feroces disfrazados de una manifestación “pacífica” que se salió de control y la marcha de tranquila se volvió una tolvanera invadida por personajes autonombrados grupos anarquistas que arremetieron con tal violencia contra los inmuebles que el objeto de la manifestaciones quedó diluido y rebasado por los encapuchados.

Los agresores portando martillos, palos y botes de aerosol, partieron del Teatro del Estado al centro de Xalapa arremetieron contra negocios, oficinas de medios de comunicación, bancos, iglesias y las letras turísticas de Xalapa que las autoridades acababan de instalar en la plaza Lerdo de Tejada, quedaron reducidas a pedazos luego de la manifestación.

La ciudad se preparó, el comercio se preparó, las autoridades se prepararon para enfrentar y, en su caso detener y castigar a los agresores, hubo tal advertencia no escrita de que la violencia será castigada, que los airosos manifestantes violentos y presuntuosos en las redes sociales, decidieron no ir y todo quedó como Fake News o en otros tiempo como un “borrego” nada más.

Metrópoli
Francisco L. Carranco

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