Luis Velázquez

El peor de los mundos/Obreros humillados/Salarios insultantes

EMBARCADERO: Lo peor de la vida es que el patrón agarre al trabajador de las tripas, con el hambre encima… Pero más aún, que el empleado deba soportar el mal trato, las ofensas, los agravios, las humillaciones, las jornadas laborales extenuantes y los sueldos miserables, insultantes, porque tiene esposa e hijos que mantener… Más, mucho más, si los hijos son menores de edad… Y cuando, además, tiene padres de la séptima y octava década, etcétera, que sostener…

ROMPEOLAS: Cierto, es la historia de la mayoría de los empleados en el mundo… Y por eso mismo, entre otros antecedentes, la rebelión de los obreros textiles de Río Blanco y Cananea el 7 de enero de 1910 reprimidos con una matanza por el ejército ordenada por el dictador Porfirio Díaz… Lenin y Trostky soñaron con “la dictadura del proletariado” anunciando, ajá, el fin de la explotación humana…

ASTILLEROS: En el tiempo del idealismo, los amigos suelen decir que “ningún patrón te agarre por hambre”… Pero con la utopía social, nadie come… Y ni modo de andar en la vida renunciando a cada trabajo donde el dueño, el director general, el gerente, el capataz, se la pasan explotando a los empleados… Más, cuando los patrones son desalmados y cuando un obrero pide un salario justo y digno, por lo general la respuesta es la misma: “Si quieres vete, que afuera hay montón de aspirantes a tu plaza”…

ESCOLLERAS: La mayoría de patrones agarran por hambre… En el caso de las mujeres, además, la sevicia sexual, el acoso, el hostigamiento, la exclusión como castigo si hay rechazo femenino… Y/o como en el siglo pasado en las haciendas porfiristas (quizá todavía en el México bronco) el llamado “derecho de pernada”, que permitía al dueño y capataz de la hacienda el abuso sexual… Pancho Villa se volvió gavillero y luego guerrillero en la revolución cuando el patrón quiso abusar de su hermana, le ganó la jugada, le quitó la pistola y lo hirió y salió huyendo a la montaña… Pedro Páramo en la novela de Juan Rulfo… En una novela de Bruno Traven, el padre abusa de la hija y nada pasa…

PLAZOLETA: Además de los sueldos miserables, los trabajadores padecen y soportan (ni modo, “muchas cornadas da el hambre”) el mal trato tanto de los dueños como de los gerentes y jefes… Es la vida de todos los días… Jornadas extenuantes que solo agobian y agotan a los obreros… Y aun cuando en el obradorismo claman y proclaman que pronto, antes de que el gallito cante tres veces, habrá salarios justos, la cantaleta se pierde en la venta burda y barata de esperanzas…

PALMERAS: Y si así están los trabajadores urbanos y suburbanos, mucho peor en las regiones indígenas y campesinas… En la sierra de Zongolica, por ejemplo, pagan la jornada en 70 pesos desde antes de que el sol sale hasta que la luna alumbra el surco… Significan, entonces, 420 pesos a la semana, 840 a la quincena, para un indígena con esposa e hijos, 3, 4, 5… Y si así la autoridad festina una mejor calidad de vida, ¡vaya insolencia!… En la guerra de Independencia y la Revolución, la condición salarial era igual, igualita, copia Xerox… Y más de doscientos años después, seguimos tal cual… Y ni modo de creer en las tribus de MORENA de un México feliz si se considera que la dicha de cada familia está en tener un trabajo pagado con justicia laboral y el derecho a la salud pública…

Malecón del Paseo
Luis Velázquez

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