Agencias/LIBERAL: El costo de los tratamientos puede llevar a una familia a perder hasta propiedades.

El cáncer, la otra pandemia mexicana

México se enfrenta a otra pandemia, la del cáncer, que deja en evidencia las desigualdades sociales que desgarran al País y que se ha convertido en la tercera causa de muerte. Los fallecimientos se han duplicado en 20 años, al pasar de 41 mil muertes en 1990 a 89 mil en 2019. “El incremento del número de casos de cáncer en México es espeluznante y las proyecciones son preocupantes”, advierte sin matices la académica Laura Flamand, coautora de un informe publicado por El Colegio de México que subraya la disparidad en el acceso a tratamientos entre ricos y pobres.

Las tres ciudades más ricas —Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara— acaparan el 60 % de los especialistas en oncología. Es más probable que un paciente se muera en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Yucatán y Veracruz —los estados más pobres—, que en la capital, Nuevo León, Sinaloa o Baja California. México no cuenta con un programa nacional de atención y control del cáncer, por lo que el acceso a los servicios se convierte en un suplicio para los pacientes.

Aunque la creación de un organismo que coordine las políticas sanitarias para prevenir y luchar contra el cáncer es una recomendación de instancias internacionales como la Organización Mundial de Salud (OMS), la investigación del Colmex —titulada Cáncer y desigualdades sociales en México— revela que en el País hay una falta de voluntad política para crearlo. A eso se suma, según el informe, “la fragmentación del sistema nacional de salud, dudas sobre quién liderará la estrategia, la escasez de recursos de todo tipo, así como su distribución desigual en el territorio y, finalmente, la falta de información precisa por el incipiente desarrollo de la Red Nacional de Registros de Cáncer”.

Quienes cuentan con afiliación al IMSS o al ISSSTE tienen el privilegio de acceder al tratamiento comparado con el 50 % de la población que trabaja en el sector informal y que no cuenta con ningún tipo de seguridad social. “El costo de los tratamientos puede llevar a una familia a perder hasta propiedades”, explica Flamand. Hasta enero del año pasado los mexicanos que no estaban afiliados a programas de seguridad social tenían con el apoyo del Seguro Popular, una iniciativa creada en 2003 que contaba con un financiamiento adicional para “gastos catastróficos”, que cubría el tratamiento para todo tipo de cáncer en menores de edad y ocho tipos en personas adultas. Esa institución desapareció en enero de 2020 por las reformas del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien prometió crear un nuevo sistema de salud gratuito y universal. Así surgió el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).

“El Insabi surge sin trabajo preparatorio previo, no se firman convenios con gobiernos estatales y la transición ha creado mucha incertidumbre en los pacientes, que no saben a qué tienen derecho”, explica Flamand, que afirma que en las entrevistas que hizo al personal médico para su investigación demostraron la preocupación por la situación de los enfermos de cáncer, que incluía el desabasto de medicinas. “Dijeron que es como regresar 30 años en la atención de pacientes oncológicos. Es verdaderamente grave”, afirma.

“El Seguro Popular era una ventaja en términos al aseguramiento financiero, pero era limitado y se montó haciendo transferencias a los gobiernos estatales, que comprobaban cada mes el número de personas afiliadas y se les trasfería un monto por personas, pero hubo mal manejo de los recursos. También había mucho retraso para que se pagara a los sistemas estatales los fondos: recibías un paciente y luego tenías que presentar el caso al seguro popular para que reembolsara y ese proceso podía tardar hasta un año. El seguro se fue progresivamente contaminando de prácticas de corrupción y siempre estuvo limitado”, explica Flamand.

La falta de liderazgo hace que tampoco se cuente con una estrategia de prevención, lo que agudiza la tragedia: El 70 % de casos de cáncer de mama se detecta de forma tardía, en muchos casos cuando ya es muy tarde para las pacientes.

DATOS DEL INEGI
Presentan las tasas de defunciones por tumores malignos más altas, con un rango de entre los 73.48 a 97.10 casos por cada 100 mil personas.

Ciudad de México
Sonora
Chihuahua
Veracruz
Nuevo León
Sinaloa
Nayarit

CON LAS TASAS MÁS BAJAS
Quintana Roo
Guerrero
Tlaxcala
Estado de México
Guanajuato
Chiapas
Tabasco
Aguascalientes
Puebla
Entre los 50.93 a 62.44 decesos por cada 100 mil personas.

60 MIL
421 decesos a nivel nacional, entre enero y agosto de 2020, equivalen a un 9 por ciento de las 683 mil 823 defunciones registradas en el País en ese periodo.

14 FALLECEN
De cada 100 personas anualmente por el cáncer. La esperanza de vida de quienes la padecen es de 63 años y se registran 376 mil personas.

40 %
De las muertes por cáncer se pueden evitar con prevención temprana.

En las mujeres, el INEGI advierte que el tumor maligno de la mama ocupa el primer lugar a nivel nacional de causas de muerte por cáncer con 23 por ciento y le sigue el tumor del cuello de útero (13 %) y el tumor maligno de ovario (9 por ciento).

“El cáncer es un problema muy complejo y determinante importante es la vulnerabilidad de personas en situación de marginación por sus condiciones económicas, sociales, incluso de etnia”. Comentó Miryana Pérez-Vela Nieto, directora de programas en Fundación de Alba

México
Carlos Salinas Maldonado

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