Como cada año en la Casa del Migrante de Coatzacoalcos se celebró la posada para los desplazados y este grupo tenga un momento de distracción, esparcimiento y comunión con Jesucristo.
El padre Joel Ireta Munguía, coordinador de la pastoral de movilidad humana, aseveró que así como los migrantes, José y María también peregrinaron, aunque el contexto es totalmente diferente.
“Es tradición ya en la Casa del Migrante que tengan un momento para conocer nuestras tradiciones y costumbres en México y se les ayuda para tener un momento de distracción, alimentos, romper piñatas, darles dulces y regalos. El peregrinar es como cuando José y María salieron porque estaban en peligro”, añadió.
Mencionó que se incrementó la cantidad de migrantes en estas fechas y reconoció que el refugio llega a ser insuficiente para cubrir la demanda de indocumentados.
Los migrantes asistieron a misa al interior de la casa, degustaron los alimentos y compartieron entre compañeros una pequeña pausa antes de continuar con su viaje a la frontera.
“Algunos están afuera, otros en casas rentando, pero los de aquí en los alrededores se les atendió y se convivió con ellos para darles un mejor día”, expuso.
El párroco y los migrantes dieron la vuelta por el puente de la avenida Uno para simular la peregrinación y tras pedir posada, comieron y rompieron piñatas.
COATZACOALCOS
ELIZABETH AVIÑA