XXXII ORDINARIO/ B.

I.“NO TEMAS. ANDA Y PREPÁRALO” (1R 17,10-16).

Damos inicio al así llamado “Ciclo de Elías”, el gran profeta -el tesbita, nativo de Tisbé de Galaad- y defensor del yahvismo frente al culto a Baal; el texto litúrgico hoy proclamado, es el comienzo de la gran sequía anunciada al rey Ajab (17,1) que se entiende como castigo al culto pagano aceptado por el monarca israelita (cfr. 1R 16,31-33). El agostamiento es para todos, incluso para el profeta, quien tiene que refugiarse en el torrente Querit que, a final de cuentas, terminará por secarse (vv. 2-7). Entonces el profeta recibe instrucciones para marcharse a Sarepta (vv. 9-10), porque Yahvé había tomado ya las necesarias providencias para proteger a Elías mostrando así, una vez más, su fidelidad. Es enviado a una mujer pobre, viuda y que ya no tenía para comer, pero que estaba llena de generosidad y que cuando entiende el proyecto de Dios, se dispone a cumplir inmediatamente la voluntad divina, acogiendo al tesbita, a pesar de que se trataba de un extranjero y de que era consciente de las escasas provisiones que le quedaban (v. 12); ella aprende a confiar en el Dios de Israel a través de las palabras del profeta de Yahvé (v. 14). Su fe, generosidad y desprendimiento encuentran recompensa, pues tuvo la audacia de arriesgar todo lo que poseía.

II.- TODO LO QUE TENÍA PARA VIVIR (Mc 12,38-44).

El texto de San Marcos se mueve en el contexto de una enseñanza que podríamos, por fines pedagógicos, dividir en dos partes: a).- La multitud ha de aprender la necesidad de un culto auténtico, sincero, de una relación personal con Dios que comprometa y transforme nuestra vida. Así nos recuerda que Dios está en contra de un culto superficial (cfr. Am 5,21-24); los escribas eran la referencia religiosa por excelencia en todo Israel, pero que han desviado el culto hacia su propia persona e intereses personales (cfr. Mt 23,1-36) y Jesús advierte “¡Cuidado con los escribas…!” (cfr. Mt 16,6; Mc 8,15), el problema no es con Dios, sino que se trata de mi relación personal con Dios, con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo dentro de la Iglesia, de la autenticidad de mi amor al Señor. b).- Los discípulos. Acaban de pasar por la catequesis de que los “jefes” deben servir (Mc 10,41-45) y por la del mandamiento más importante (Mc 12,28-34) y ahora están frente a una actitud que refleja la profunda experiencia de Dios de una persona que, por su condición de viuda, está condenada a la total indigencia en la sociedad israelita y que, sin embargo, sabe ponerse plenamente en las manos de Dios, actitud que debe ser propia de todo discípulo, dar todo lo que tenemos para vivir, pues la vida nos viene de Dios.

III.- INTERCEDIENDO POR NOSOTROS (Hb 9,24-28).

La conclusión del Cap. 9, es una especie de arco iris que contiene en un extremo la primera venida, la Encarnación, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo para el perdón de los pecados y, en el otro extremo, se encuentra la Segunda Venida, en la que Jesús vendrá como juez de vivos y muertos. En el entretanto, Él está en el cielo intercediendo por nosotros.

ACTIVIDAD :

1.- ¿Qué te dice el Señor Dios de Israel?

2.- ¿Te desprendes de todo lo que tienes para vivir?

3.- ¿Cómo esperas la segunda venida de Cristo?

MEMORIZA : Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: “Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir” (Mc 12,44).

Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez.

REFLEXIONA : Las formas esenciales de oración cristiana son la bendición y la adoración, la oración de petición y de intercesión, la acción de gracias y la alabanza. La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración. (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 550).

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