Cortesía/LIBERAL: Hoy se celebra el Día internacional del paramédico; toda una generación ha logrado estar al servicio de la comunidad.

Viven padre e hijo la adrenalina al salvar vidas como socorristas

A diario Rubén Rodríguez Robles y Alejandro Rodríguez Osorio viven nuevas aventuras, y sacrifican las celebraciones con familia y amigos.

COATZACOALCOS
IRMA SANTANDER

Para los socorristas no hay celebraciones con la familia en Navidad, Año Nuevo, cumpleaños, o cualquier fecha que para ellos tenga un significado especial, porque su trabajo es estar 48 por 24 horas al servicio de la comunidad.

Al celebrarse hoy 24 de junio el Día internacional del socorrista o paramédico, tienen una gran recompensa: la satisfacción de salvar vidas y el agradecimiento de la sociedad.

Y no es para menos, en la Cruz Roja de Coatzacoalcos, Rubén Rodríguez Robles y Alejandro Rodríguez Osorio, padre e hijo respectivamente, son técnicos en urgencias médicas quienes además del lazo familiar llevan en su sangre la adrenalina por salvar vidas.

UN ACCIDENTE LO LLEVA A LA CRUZ ROJA

Don Rubén tiene 34 años como socorrista en la Cruz Roja, y desde entonces forma parte de los 30 paramédicos que conforman la institución.

Recordó que a los 18 años estaba jugando futbol en las canchas de los playeros cuando una persona fue atropellada cerca del lugar y perdió el brazo, se le acercó y el lesionado pidió ayuda en lo que llegaban las ambulancias, fue ahí cuando no supo qué hacer, entonces decidió aprender a dar los primeros auxilios en caso de una emergencia.

En la Cruz Roja comenzó limpiando ambulancias, y poco a poco fue escalando puestos y preparándose con cursos para poder ser técnico en urgencias médicas.

LO DIFÍCIL, VER MORIR A LAS PERSONAS

Rubén ha visto de todo en la institución, lo que más le duele es ver morir a las personas y no poder hacer nada.

Hay ocasiones que se nos salen las lágrimas porque no podemos hacer más allá por la magnitud del accidente, y es triste ver a niños, mujeres tiradas ya fallecidas y que vengan sus familiares y nos digan tú lo vas a salvar cuando ya perdieron la vida, es difícil”, resaltó.

Pero también han salvado vidas, recordó que hace años un menor de edad ya no contaba con signos vitales luego de una caída, llegaron los paramédicos de la Cruz Roja, le dieron RCP y el niño reaccionó.

Define al socorrista como una persona alegre y positiva, “la adrenalina nos llama, no vamos a cumpleaños de nuestros padres ni de nuestros hijos, ni tampoco las navidades, porque ya es parte de nosotros estar pendientes de lo que pueda suceder”, indicó.

SIGUIÓ LOS PASOS DE SU PADRE

Alejandro Rodríguez Osorio, es el coordinador del área de Socorros y Desastres de la Cruz Roja delegación Coatzacoalcos, y siguió los pasos de su padre, Rubén.

Son nueve años ininterrumpidos brindando sus servicios como socorrista. Y su inquietud le nace al ver a su padre en las actividades de primeros auxilios y prehospitalarias.

“Hay días en que no pasa nada, y hay días en que atiendes hasta 30 servicios, no desayunas, no comes hasta que llegas a casa por la noche, a veces sales por días fuera de la ciudad para atender desastres, y todo tipo de accidentes en donde la prioridad es salvaguardar la vida de las personas”, refirió.

Agregó que la mayoría de los socorristas son voluntarios y entregan su vida para salvar otra.

“Tenemos que ser humanitarios, somos bien vistos por la ciudadanía porque siempre vamos a estar ahí, a veces llegamos tarde porque no hay suficientes ambulancias, o en el camino nos topamos otra emergencia o hay tráfico, nosotros quisiéramos llegar a todo”, sostuvo.

“Qué nos digan gracias por salvarnos la vida, esa es la satisfacción de los socorristas”
Rubén Rodríguez Robles
técnico en urgencias médicas

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