VI ORDINARIO/C. I.- BENDITO QUIEN SE FÍA DE YAHVÉ (Jr 17,5-8).
El capítulo 17 de Jeremías presenta en sus primeros cuatro versículos las llamadas “faltas cultuales de Judá” (cfr. Jr 7, particularmente los vv 23-24), el reino del sur que, de un modo especial, consisten en la idolatría, es decir, el pueblo se entregó al culto a los ídolos dejando atrás el primer mandamiento de la alianza sinaítica (cfr. Ex 20,2-4), cosa que el Señor le reprocha y por ello le anuncia el castigo: serán esclavos de sus enemigos, pues la ira de Yahvé ha estallado contra el pueblo rebelde y pecador. En los vv. 5-6, el profeta comienza presentando una actitud muy humana y típica del hombre inconstante, del que fácilmente abandona al Señor su Dios y pone su corazón y su confianza en cosas materiales y, por ende, pasajeras, efímeras (cfr. Mt 13,19-22). Enseguida presenta los efectos de esta mala decisión, pues quien hace tal cosa, deja de participar de las bendiciones del Señor y, en consecuencia, irá muriendo lentamente, estéril y en soledad. En contraposición, los vv. 7-8 ensalzan al hombre que confía en el Señor y que de Él no se aparta, estará siempre lleno de vida y dará muchos frutos de manera permanente, porque la bendición de Dios estará siempre con él (cfr. Ez 47,1-12). II.- DICHOSOS USTEDES (Lc 6,17.20-26). Después de la elección de los Doce en un monte (vv. 12-16), Jesús aparece ahora en un llano con una multitud de diversa procedencia, pero que tienen en común la búsqueda de Dios y, también, para ser curados. En los vv. 20-23, Jesús dirige un discurso/catequesis a sus discípulos para ayudarles a comprender las actitudes sencillas, pero auténticas, de toda esta gente que le sigue: buscan a Dios y lo han encontrado; son dichosos porque saben ponerse totalmente en las manos de Dios y todo lo esperan de Él. Ellos poseen el Reino de Dios, su hambre de justicia se verá coronada; sus lágrimas serán enjugadas y reirán, serán felices; también serán odiados y perseguidos pero ya desde ahora son felices porque supieron elegir la mejor parte (cfr. Lc 19,42) y saben que su recompensa será grande en el cielo y que esa persecución es el sello de garantía de su fidelidad a Dios y a su Palabra. El tono cambia en los vv. 24-26, porque ahora pondrá en consideración lo que ocurre con los que en el presente viven de manera contraria, de los que aparentemente son felices y lo tienen todo en esta vida y se apartaron de Dios (cfr. Sb 2,1-11). Su fin será diametralmente opuesto a lo que vivieron en esta vida y olvidaron la eternidad a la que habían sido llamados; por algo se hace la distinción entre los profetas (v. 23) y los falsos profetas (v. 26). III. – CRISTO RESUCITÓ COMO PRIMICIA (1Co 15,12.16-20). Contra los que negaban la resurrección, san Pablo pone la mirada en Cristo, autor y consumador de nuestra fe (cfr. Hb 12,2), que nos dio el perdón de los pecados y la vida eterna con su muerte en la cruz y su resurrección. Si Él no hubiera resucitado, seguiríamos en pecado, por tanto, sin salvación y no habría vida eterna, pero Cristo resucitó como primicia de los que murieron y esa es la garantía de nuestra resurrección. “Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar, en Jesucristo nuestro Señor. Amén” (Rito del Bautismo). ACTIVIDAD : 1.- ¿Cómo cultivas tu amistad con Dios?; 2.- ¿Qué tipos de persecusión padeces por tu fe?; 3.- ¿Cómo manifiestas tu fe en la resurrección? MEMORIZA : “¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicia de los que murieron” (1Co 15,20).
Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez. REFLEXIONA : Los Santos son los cristianos modelos de oración y a ellos les pedimos también que intercedan, ante la Santísima Trinidad, por nosotros y por el mundo entero; su intercesión es el más alto servicio que prestan al designio de Dios. En la comunión de los santos, a lo largo de la historia de la Iglesia, se han desarrollado diversos tipos de espiritualidad, que enseñan a vivir y a practicar la oración. (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 564).