Sendic Aguirre/LIBERAL Asegura que no desea que su hijo siga de bolillero toda su vida.

Una madre ejemplar; saca adelante a su hijo vendiendo bolillos

El alba todavía no ha llegado y Angélica Cuevas Pérez, se levanta de su cama, minutos más tarde después de echarse un regaderazo, despierta a su hijo Kevin Alexander, de 11 de años, para que ambos salgan a trabajar.

Desayunan un poco, se despabilan, se montan en una motocicleta y se van por la materia prima para comenzar su jornada laboral, juntos. Llegan a una panadería, piden los bolillos que piensan vender y salen a repartir el pan en las calles de Coatzacoalcos.

Angélica es una madre soltera, quien junto a su hijo van en su motocicleta para vender bolillos tanto por las mañanas, para que las familias desayunen su pan caliente, como por las tardes para que la gente pueda disfrutarlos acompañados de un cafecito.

Ella narra cómo es que su papá, fue quien les ayudó a comprar la moto, puesto que él puso el dinero en su totalidad para adquirirla, y después fue pagándole poco a poco, todo lo que pagó por la unidad.

Aunque en un principio la motocicleta sería para su hermano porque él iba a ser quien repartiría bolillo por las colonias, cuando encontró trabajo, Angélica no quiso que se perdiera ese ingreso a la familia.

Por lo que decidió aprender a manejarla, para empezar a trabajar con la venta de pan en las calles de la ciudad, pero reconoce que no todo fue “miel sobre hojuelas”, porque fueron varios porrazos los que se dio antes de dominarla.

“Cuando comencé a manejar la motocicleta, para aprender me subí en ella y lo primero que me pasó fue que me fui a estampar contra la barda del vecino, pero eso no me asustó, me levanté, me subí de nuevo y empecé a darle. Eso sí la traía en primera siempre porque no sabía sacarle las velocidades, pero ahora ya le encontré el modo”.

En estos momentos acaba de hacerle algunos cambios a la unidad y quedó un poco alta, pero tiene que acostumbrarse a ellos, porque reconoce que hay que adaptarse siempre, de lo contrario no habrá ganancias, sino solo lamentos.

La señora recomienda a todas las mujeres que no tengan miedo a estar solas, que no se atengan a nadie, porque entonces se volverán dependientes. Les dice que aprendan a luchar, a seguir sus sueños, que no se conformen con lo que la vida les brinda.

De igual forma, expresa que no hay día en que no impulse a su hijo a que sea mejor, porque ella no quiere que se quede como bolillero toda su vida, sino que estudie, que se prepare y pueda ser un profesionista más adelante.

“A mi hijo le digo siempre que estudie, que salga muy bien en la escuela porque no quiero que esté de bolillero toda la vida, porque eso es a lo que aspira si no se prepara en las clases” expresa la mamá.

Se despide rápidamente, porque tiene que seguir en la ruta de las calles para ofrecer bolillos con mantequilla a tres por 22 pesos, o a 8 pesos la pieza, y sacar así el dinero para mantener a Kevin Alexander.

Coatzacoalcos
Sendic Aguirre

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