GABRIEL NAZARIEGO

¿QUÉ IMPULSA LA DISCRIMINACIÓN?

En el fondo de todas las formas de discriminación están el prejuicio basado en conceptos de identidad y la necesidad de identificarse con un grupo determinado. Esto puede generar división, odio e, incluso, la deshumanización de otras personas porque tienen una identidad diferente.

En muchas partes del mundo, las políticas de la culpa y el miedo están en auge. La intolerancia, el odio y la discriminación causan una fractura cada vez mayor en las sociedades. La política del miedo divide a la población mientras los dirigentes difunden un discurso tóxico y culpan de los problemas económicos o sociales a determinados grupos o personas.

Algunos gobiernos intentan reforzar su poder y el statu quo justificando abiertamente la discriminación en nombre de la moral, la religión o la ideología. La discriminación puede incorporarse a la legislación nacional, a pesar de infringir el derecho internacional: por ejemplo, la criminalización del aborto, que niega a las mujeres, a las niñas y a las personas embarazadas los servicios de salud específicos que necesitan. Las autoridades pueden incluso considerar que ciertos grupos tienen más probabilidades de delinquir por el mero hecho de ser quienes son, como los pobres, los indígenas o los negros.

PRINCIPALES FORMAS DE DISCRIMINACIÓN

La discriminación étnica y racial.
El racismo afecta a todos los países del mundo. De forma sistemática, niega a las personas la totalidad de sus derechos humanos sólo por su color, raza, etnia, ascendencia (como la casta) u origen nacional. El racismo sin control puede alimentar atrocidades en gran escala, como el genocidio de Ruanda en 1994 y, más recientemente, la limpieza étnica y segregación racial de las comunidades rohinyás en Myanmar.

En India, miembros de las castas dominantes cometen múltiples abusos contra los derechos humanos de la comunidad dalit. Debido a actitudes discriminatorias, la policía no se toma en serio los crímenes contra la comunidad dalit —entre ellos violaciones por parte de grupos, asesinatos, y la destrucción de sus viviendas— y a menudo no los investiga.

Amnistía Internacional también ha documentado la discriminación generalizada a la que se enfrentan millones de personas romaníes en Europa, que incluye amenazas de desalojos forzosos, hostigamiento policial y segregación de los niños y niñas romaníes en las escuelas.

Discriminación contra personas extranjeras o xenofobia.

La discriminación contra la población extranjera se basa muchas veces en ideas de superioridad y racismo fomentadas a menudo por políticos que buscan chivos expiatorios para problemas económicos y sociales en un país.

Desde 2008, Sudáfrica ha experimentado varios estallidos de violencia contra personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes procedentes de otros países africanos, con asesinatos, saqueos, y quema de tiendas y negocios. En algunos casos, los discursos cargados de odio de los políticos han avivado la violencia, al calificar erróneamente a las personas extranjeras como “delincuentes” y acusarlas de sobrecargar el sistema de salud.

La discriminación también es una característica común de la respuesta de la autoridades a las personas refugiadas y solicitantes de asilo en otras partes del mundo. Muchas personas de países que reciben a personas refugiadas y solicitantes de asilo consideran la situación como una crisis , y tanto políticos como dirigentes explotan ese miedo para prometer, y en ocasiones, promulgar políticas abusivas e ilícitas.

Por ejemplo, en 2018 Hungría aprobó un paquete de leyes punitivas, dirigidas contra grupos que, según el gobierno, apoyaban a las personas refugiadas y migrantes. Además, la autoridades también sometieron a las personas refugiadas y solicitantes de asilo a violentas expulsiones y malos tratos e impusieron la detención arbitraria de quienes intentaban entrar en territorio húngaro.

En Amnistía Internacional no estamos de acuerdo con que sea una crisis de cifras. Es una crisis de solidaridad. El problema son las causas que empujan a las familias y personas a cruzar fronteras y las respuestas miopes y poco realistas de los políticos.

LAS CIFRAS

76 países se penalizan los actos sexuales entre personas adultas del mismo sexo.

En 10 países la pena máxima por actos sexuales realizados entre personas adultas del mismo sexo es la pena de muerte.

En Canadá, las probabilidades de que una mujer indígena muera asesinada es 4 veces superior a la de cualquier otra mujer.

En 2014, más de un millón de personas de todo el mundo hicieron campaña con éxito por la libertad de Meriam Yeyha Ibrahim, cristiana sudanesa condenada a morir en la horca por abandonar su religión.

¡Ahora que lo sabes, haz valer tus derechos!

Fuente: https://www.amnesty.org/en/what-we-do/arms-control/gun-violence/
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