XX ORDINARIO/B.
I.- DEJEN SU IGNORANCIA Y VIVIRÁN (Pr 9,1-6).
El libro de los proverbios invita a una seria y profunda reflexión frente a la sabiduría que procede de lo alto; el hombre que busca la felicidad debe considerar ciertas situaciones antes de tomar una decisión fundamental en su vida. Para lograr este propósito, el autor sagrado utiliza dos figuras literarias muy comunes al hombre: 1.- La edificación de una casa, la cual, sirve para habitar; ésta brinda protección y seguridad a las personas, por lo que en cierto modo, nos remite a la Divina Providencia, al cuidado que Dios tiene de toda su creación, nos recuerda que estamos en las manos de Dios y que siempre cuida de cada uno de nosotros. La descripción de dicha casa nos hace comprender que no se trata de una casa común, sino de un edificio que pertenece a alguien de la nobleza y, por lo tanto, cuenta con espacio suficiente para albergar a varios inquilinos. 2.- El banquete, hecho asociado a la casa y a la familia y que tiene que ver con la supervivencia de ésta. Esta figura nos recuerda, en primer lugar, a Is 25,6-9 (cfr. Jn 6,51.54), aquel oráculo que describe un banquete preparado por Dios en un monte y a todas las naciones congregadas en su presencia. Al igual que aquí, hay un banquete y vino mezclado. Recordemos que en la cultura semita, invitar a alguien a comer a la casa, no es solamente el hecho de compartir la comida, sino sobre todo, de compartir la misma vida y es Dios quien ha hecho la matanza (faena de matanza de los cerdos y salado del tocino) y ha preparado la mesa, por lo tanto, es Dios quien nos hace partícipes de su misma vida. Recordemos también que en el templo, además de los panes de la presencia (cfr. Lv 24,5-9; Ex 25,23-30; 37,10-16), también estaba presente el vino para la libación, que era una ofrenda adicional que se derramaba sobre otras ofrendas para satisfacer a Dios (cfr. Lv 15,5-10; 28,1-15). Por otra parte, el envío de los criados para invitar a los sencillos para acudir al banquete, tiene sus textos paralelos en Mt 22,1-14 y en Lc 14,15-24, que nos hablan del banquete de bodas del hijo del rey, cuyos invitados ignoran la invitación y, también, la cena de la que los invitados se excusaron para no asistir. La exhortación final para abandonar la ignorancia y para tener vida, se ilumina con los textos de Ez 2,8-3,4; Jr 1,9-10; 15,16 y 20,7 para mostrar la importancia de buscar la sabiduría, para avanzar por el camino de la prudencia.
II.- TIENE VIDA ETERNA (Jn 6,51-58).
Próximo al final de la catequesis sobre el pan de vida, Jesús ha centrado hoy su predicación en la necesidad que el hombre tiene del pan vivo que ha bajado del cielo, sin éste, el hombre no puede tener la vida eterna, pues no se trata solamente de saciar el hambre, sino de buscar el alimento que produce vida eterna y que nos lo da el Hijo del hombre (cfr. Jn 6,27). El vocabulario utilizado es el reflejo de la importancia de esta enseñanza en la vida de la Iglesia y de cada bautizado; así, descubrimos que los verbos utilizados giran todos en torno al alimento que da la vida, tal y como lo encontramos en la frecuencia de mayor a memor: comer, 8 veces; vivir, 6 ocasiones; beber, 3 veces. Los sustantivos quedan así: carne, 6 veces; pan, 5 frecuencias; sangre, 4 ocasiones; comida y bebida, empatan con 1 mención. La referencia es siempre “para que tenga vida”; esta es la única y auténtica razón por la que Jesús se entrega y nos entrega su cuerpo y su sangre, para que con su muerte, tengamos vida eterna. Esto genera una reacción adversa por parte de la gente, la incapacidad para entender el misterio de la Eucaristía y su efecto salvífico, la necesidad que tenemos de ese pan vivo que ha bajado del cielo, para tener vida eterna y participar de la resurrección, este es el único modo que tenemos para permanecer en Jesús y para que Él permanezca en nosotros.
III.- ENTENDER CUÁL ES LA VOLUNTAD DE DIOS (Ef 5,15-20).
San Pablo plantea el tema de la vida nueva en Cristo: hemos recibido el Espíritu Santo, el cual genera en nosotros una nueva relación con Dios, que es la filiación divina, es decir, ahora no solamente volvemos a la presencia de Dios, sino que, además, ahora lo hacemos en calidad de hijos. Esta vida nueva transcurre en la historia y en medio de una sociedad contraria a la gracia y a la salvación de la persona humana, motivo por el cual, el Apóstol de los gentiles nos invita a cuidarnos de estos últimos tiempos en los que el anticristo actúa para apartarnos del amor de Cristo (cfr. 1Jn 2,18-19) y con la certeza de que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad (cfr. 1Tm 2,3-6). Ahora el centro de nuestra vida es el Señor y esto lo manifestamos dando gracias a Dios Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. ACTIVIDAD : 1.- ¿Qué haces para apartarte del mal y cómo enseñas a rechazarlo?; 2.- ¿De qué manera permaneces unido a Jesús y para qué?; 3.- ¿De qué manera estás cuidándote de los anticristos?
MEMORIZA : “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo le resucitaré el último día” (Jn 6,54). Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez . REFLEXIONA : Los diez mandamientos constituyen un todo orgánico e indisociable, porque cada mandamiento remite a los demás y a todo el Decálogo. Por tanto, transgredir un mandamiento, es como quebrantar toda la ley (Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 439).