Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez

XXIX ORDINARIO/B. I.- SU VIDA COMO EXPIACIÓN (Is 53,10-11). Hoy tenemos dos versículos del Cuarto canto del Siervo de Yahvé, mismo que va del 52,13-53,12 y una peculiaridad de este canto es que, es Dios mismo quien toma la palabra para explicar el sentido del sufrimiento de su Siervo. De entrada él es inocente y, juntamente con esto, se destaca también su obediencia y es justamente esto lo que los pueblos y reyes no comprenden. La naturaleza humana que se había rebelado y alejado del Creador, es purificada en el Siervo y vuelve a la obediencia, hasta el punto de padecer y entregar su vida como expiación; él ocupa nuestro lugar cargando nuestras dolencias, con sus sufrimientos nos justifica cargando con nuestras culpas.

II.- POR LA REDENCIÓN DE TODOS (Mc 10,35-45). El texto de San Marcos tiene como origen el tercer anuncio de la Pasión (vv. 32-34), concretamente el v. 34 “y se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y le matarán y a los tres días resucitará”; Jesús ha insistido ya en tres ocasiones en sus sufrimientos, en su muerte y en su resurrección.

La pregunta que se antoja sería, ¿con qué nos quedamos? Santiago y Juan han mostrado un peculiar interés por manejar el poder, ellos quieren estar uno a la derecha y otro a la izquierda cuando el Señor se manifieste como rey mesiánico, olvidando que para esto hay un camino para llegar a la gloria, del cual el Señor ha hablado, no sólo con insistencia, sino que también lo ha presentado como condición para seguirlo (Mt 16,24), es decir, primero hay que pasar por la cruz y, aquí, no hay zona VIP, como lo dice Lc 24,26: “¿No era necesario que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria? El hecho de ser el Siervo doliente no es opcional, sino que es algo necesario para expiación de la multitud; es por esto que Jesús les habla de sumergirse en el dolor para luego emerger glorioso y resucitado.

Pero por el otro lado, tenemos a los otros diez que reaccionaron indignados contra los hijos de Zebedeo, ¿quién está en lo correcto?, Jesús llama a los Doce y les ayuda a reflexionar ¿qué clase de poder estamos buscando?, ¿sólo por medio del poder podemos ser importantes? Los jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos y los poderosos las oprimen y esto nos lleva a la pregunta ¿y dónde está el amor?, el modelo es el Hijo del hombre que vino a servir y a dar su vida como rescate de muchos.

III.- AL TRONO DE LA GRACIA (Hb 4,14-16). Jesucristo es nuestro sumo sacerdote que está en el cielo donde ejerce su oficio sacerdotal, pertenece con Dios a las realidades inmutables y definitivas, en consecuencia, su sacrificio, realizado de una vez y para siempre, adquiere un valor perfecto y eterno. Conoce y entiende nuestra naturaleza humana y, por eso, podemos esperar misericordia, la gracia y obtener ayuda.

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