Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez

XXVIII ORDINARIO/B. I.- TUVE EN NADA LA RIQUEZA (Sb 7,7-11).Recordemos que Salomón asume el trono siendo muy joven (1Re 3,7) y por eso acude al santuario de Gabaón a ofrecer sacrificios; ahí se le aparece Yahvé para decirle “Pídeme lo que haya de darte” (1Re 3,4-15). Al inicio del capítulo 7 del libro de la Sabiduría, Salomón hace una interesante exposición sobre su condición humana y su fragilidad, para luego pasar a su discurso de aprecio por la sabiduría, cosa que se refleja plenamente en la oración para alcanzar la sabiduría (Sb 9). Consciente de su pequeñez, suplicó sabiduría a la que siempre consideró por encima de la riqueza, incluyendo la salud, la belleza y la luz del día, que eran bienes muy preciados por los griegos.

II.- LO MIRÓ CON AMOR (Mc 10, 17-30). San Marcos presenta un texto que se estructura en tres escenas: 1.- El hombre rico (vv. 17-22) que, por su actitud y su pregunta, parece reflejar una recta intención “¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? y que, al igual que a los fariseos del domingo anterior, el Maestro lo remite al cumplimiento de la ley mencionándole seis Mandamientos, comenzando con el quinto. Como buen judío responde que los ha cumplido desde muy joven; entonces Jesús le enseña que la Palabra se ejercita, se lleva a la práctica y, por lo tanto, se hace necesario también vivir la caridad y para que estas dos cosas anteriores rindan frutos, se complementan con el seguimiento de Jesús, hay que hacerse discípulo para que la Palabra y la caridad que de ella brota, tenga sentido. 2.- Peligro de las riquezas (vv. 23-27). Luego que se había marchado aquel hombre, Jesús alerta de la dificultad para entrar en el Reino de Dios, porque hay que tomar decisiones, desprenderse de muchos apegos; aquí el problema no es el hecho de ser rico, sino el darle primacía a los bienes materiales convirtiéndolos en un fin, cuando solamente son medios para ayudarnos a llegar a la vida eterna. Por esto enseguida surge esta expresión: “Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de la aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”; esta expresión tiene que ver con una pequeña puerta que se encontraba en las puertas de las murallas. 3.- Recompensa prometida al desprendimiento (vv. 28-30). Ahora es el turno de los discípulos, llenos de desconcierto y con una tímida expresión puesta en labios de Pedro: “Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte” que incluso da la sensación que está inconclusa, dejando al aire la pregunta “¿qué nos toca?”. La respuesta no se hace esperar y aparece en dos tiempos, en esta vida recibirán el ciento por uno de todo lo que dejaron a lo que se le añade persecusiones y, en el otro mundo, la vida eterna.

III.- PENSAMIENTOS E INTENCIONES DEL CORAZÓN (Hb 4,12-13). El breve texto proclamado se mueve en el contexto del Sal 95 (94), con el tema de la entrada en el descanso de Dios y que aquellos que no escucharon la voz del Señor, no entraron en su descanso y ahora se nos exhorta a no caer en la desobediencia y a esforzarnos para entrar en el descanso de Dios y para ello la Palabra, que es viva y eficaz, nos es de gran ayuda si la ponemos en práctica y nos pone frente a nuestra realidad para arrepentirnos y volver a Dios.

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