Pbro. Lic. Wílberth Enrique Aké Méndez

XXIV ORDINARIO/B. I.- EL SEÑOR ME AYUDA (Is 50,5-9).

El inicio del Tercer canto del Siervo va precedido por los primeros tres versículos que contrastan con el tema del texto de este domingo. El capítulo 50 inicia exponiendo los motivos del castigo de Israel (v. 1c) para dar paso al citado cántico que presenta la realización de la salvación del pueblo rebelde, a través de un siervo que en nada se parece al pueblo reflejado en los vv. 1-3; éste en cambio, va respondiendo filialmente a cada acción de Yahvé: 1.- una lengua dócil que sabe dar palabras de aliento y con un oído que madruga para escuchar igual que los discípulos (v. 4); 2.- Yahvé le abre el oído para oír su Palabra, sin resistencia alguna (v. 5); 3.- derivado de esta escucha y aprendizaje, surge una actitud que refleja ya la cercanía y fidelidad del Dios de Israel (v. 6); 4.- emana la certeza y la plena confianza en la ayuda divina (v. 7); 5.- el Siervo sabe que el que lo justifica o le hace justicia, está a su lado y por eso no teme enfrentarse al adversario (v. 8); 6.- todos sus adversarios son como un vestido que se gastará y se lo comerá la polilla, en tanto que el Señor Yahvé le ayuda y nadie puede contra él (v. 9).

II.- Y USTEDES (Mc 8,27-35).

San Marcos nos presenta el mensaje evangélico en tres momentos: la Profesión de fe de Pedro (vv. 27-30), el Primer anuncio de la Pasión (vv. 31-33) y las Condiciones para seguir a Jesús (vv. 34-38). a).- Primer anuncio de la Pasión. Recordemos que Jesús está recorriendo los pueblos de Cesaréa de Filipo y está enseñando a sus discípulos el mesianismo conforme al plan de Dios, que esencialmente consiste en rescatar al hombre, a la creatura que, debido a su desobediencia, perdió la gracia original y se convirtió en esclavo del pecado y de la muerte. Jesús, a la luz de los textos proféticos (cfr. Lc 24, 27), ilumina la verdad de su ministerio, es en el dolor, en el sufrimiento, en la muerte y en la resurrección donde Dios vence el mal y muestra su amor y su poder que resucita al Hijo y a la humanidad entera. Esto causa diversas reacciones que se entienden fácilmente teniendo presente la imagen del mesías que tenían los judíos, al margen de la S. E. b).- Profesión de fe de Pedro. Tenemos aquí el corolario del pasaje presentado en el inciso a), Jesús hace una pregunta que lleva a respuestas muy generales “¿Quién dice…”? cuya respuesta incluye el “algunos, otros y otros”. Pero luego cierra el círculo que hará brotar lo comprendido en el anuncio de la Pasión “Y ustedes…” lo que lleva a una respuesta inmediata: “Tú eres el Mesías”. c).- Condiciones para seguir a Jesús. Ahora es momento de las decisiones, voy o me quedo, le sigo o no; la decisión comprende negarse a sí mismo y cargar, habiendo comprendido que Él es el Mesías.

III.- SI NO SE TRADUCE EN OBRAS (St 2,14-18).

Teniendo como telón de fondo St 1,22 “Pongan por obra la Palabra y no se contenten sólo con escucharla”, entendemos perfectamente a Santiago que, para nada, está peleado con san Pablo: la fe en Cristo nos da la salvación y ésta se traduce en principios o normas de conducta para todo bautizado.

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