Angélica Joaquín/LIBERAL: Se pone feliz cuando llegan a comprarle sus productos.

Lenchita, a sus 78 años no quiere dejar de trabajar

Aseguras que el trabajo la dignifica y la hace tener el contacto con los colonos del ejido Tacoteno.

MINATITLÁN
ANGÉLICA JOAQUÍN

A sus 78 años, Doña Lenchita es una mujer activa, que aunque sus hijos quieran tenerla en casa, ella dice que su actividad de comercio la mantiene viva, con ánimos, saludando a sana distancia a todos los colonos del ejido Tacoteno que llegan con ella a adquirir tamales, pozole de cacao, carambolo u otra fruta que esté vendiendo en una pequeña mesa que coloca en la esquina de la calle San Francisco, cerca de la Federal 1.

Relata que llegó cuando tenía 27 años llegó con sus cuatro hijos a vivir en una casita de barro en la zona del ejido Tacoteno, cuando los vecinos estaban distantes y era considerada zona de pantano, se dedicó a trabajar en la costura.

Sin embargo cuando comenzó a trabajar la escuela primaria del lugar y luego la secundaria comenzó con otras vendimias de comida, “me quedé en buen lugar, Dios me lo regaló”, mencionó.

Ha tenido sus momentos tristes como felices , pese a la pandemia dice que se cuida y sale a realizar sus vendimias “nunca había vivido una cosa así, pero aquí ando con el favor de Dios”.

Ella no acostumbra hacer fiestas, pero en ocasiones sus hijos son los que le preparan alguna sorpresa, como en la ocasión que le hicieron un borrego en consomé y llegaron unas sobrinas de la zona del municipio de Uxpanapa, recordó.

Está próxima la fecha dice de su cumpleaños, pero ella está contenta de trabajar pese a su edad, aunque sus hijos no quieran y la apoyen.

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