La represión de las protestas contradicen los derechos humanos

En respuesta a los informes generalizados que indican que los talibanes están utilizando fuerza ilegítima (incluido el uso de armas de fuego para dispersar multitudes y de cables para azotar a manifestantes) contra personas que se manifiestan pacíficamente y periodistas en concentraciones en todo Afganistán, Samira Hamidi, responsable de campañas de Amnistía Internacional para Asia meridional, ha declarado:
“Los talibanes han insistido reiteradamente en que respetarán los derechos humanos, pero estas afirmaciones se contradicen totalmente con lo que estamos viendo y oyendo en ciudades de todo el país.
Las personas que en Afganistán se han echado a la calle, ante el comprensible temor por su futuro, se encuentran como respuesta intimidación, hostigamiento y violencia, especialmente contra las mujeres.
A múltiples periodistas que intentaban informar de las protestas los han detenido, golpeado y les han confiscado su equipo.
Ya se han recibido informes sobre víctimas, y el riesgo de que se produzca un incidente grave es sumamente elevado.
Se ha instado a los talibanes a rebajar la tensión y permitir que la gente ejerza su derecho fundamental a reunirse pacíficamente y protestar.
A quienes ejercen el periodismo se les debe permitir además informar sobre las protestas sin temor a sufrir violencia.
Por su parte, en sus negociaciones en curso con los talibanes, la comunidad internacional debe utilizar toda su influencia para exigir que se protejan estos derechos fundamentales”.
Según la información publicada en los medios de comunicación, las protestas pacíficas celebradas en Kabul, Badajshán y Herat durante los dos últimos días han sido dispersadas por combatientes talibanes que han realizado disparos al aire con sus rifles.
Mientras que al parecer a algunas mujeres que se manifestaban las han azotado con cables.
Amnistía Internacional ha verificado de forma independiente vídeos de combatientes talibanes disparando armas al aire para dispersar protestas en Kabul.
Y también ha verificado videos de violencia por parte de los talibanes contra mujeres que se manifestaban entre el 4 y el 7 de septiembre en Kabul.
Ha habido periodistas y cámaras de los medios de comunicación afganos Ariana, Tolo y Etilaat-e-Roz que han declarado que, mientras trataban de informar sobre protestas, han sido golpeados y detenidos por combatientes talibanes que a continuación les han confiscado el equipo o han destruido las imágenes grabadas.
A mediados de abril, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, declaró que su país había cumplido hace tiempo su misión de negar a los terroristas un refugio seguro en Afganistán y anunció que todas las tropas estadounidenses abandonarían el país antes del 11 de septiembre. Más tarde adelantó la fecha al 31 de agosto.
Biden reconoció que tras casi 20 años de guerra estaba claro que el ejército estadounidense no podía transformar Afganistán en una democracia moderna y estable.
El gobierno estadounidense planeaba dejar a unos 650 soldados para custodiar la embajada de EE. UU. en Kabul. Sin embargo, la repentina y sorprendente victoria de los talibanes obligó a la embajada a cerrar rápidamente y con pánico, mientras el personal destruía y quemaba documentos confidenciales antes de que se instalara un recinto improvisado de la embajada en el aeropuerto de Kabul.
Con los talibanes armados controlando las calles de Kabul y otras ciudades, el terror se ha apoderado de la capital y de otros lugares de Afganistán.
En Kabul, los combatientes talibanes han ido de puerta en puerta en algunos barrios, buscando a cualquier persona que haya apoyado al gobierno o a los estadunidenses.
Y a pesar de las promesas públicas de los líderes talibanes de un enfoque más moderado para gobernar, se han impuesto restricciones a las mujeres, y los talibanes han reprimido a algunos periodistas independientes.

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Fuente: https://www.amnesty.org
https://www.nytimes.com
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