Científicos de la Universidad de California en San Diego descubrieron que la alteración de la luz no es solo un problema de salud para los humanos.
“Nuestra investigación muestra cuán sensibles son las abejas melíferas a los cambios en su entorno, particularmente a algo tan aparentemente benigno como la luz artificial“, explicó en un comunicado la candidata al doctorado Ashley Kim, directora del estudio publicado en Scientific Reports.
“Al alterar sus ritmos circadianos, se observan períodos de sueño reducidos, lo que plantea preocupaciones significativas, no solo para la salud de las abejas sino también para los ecosistemas que dependen de ellas para la polinización”.
Las abejas melíferas desempeñan un papel crucial como polinizadoras de plantas silvestres y cultivos importantes, brindando servicios que apoyan la estabilidad del ecosistema y la seguridad alimentaria mundial. Sin la polinización, cultivos que valen decenas de millones de dólares estarían en riesgo.
Las abejas melíferas generalmente prefieren anidar en entornos oscuros, aunque una pequeña cantidad de luz ingresa desde la entrada de la colmena. Las abejas dormidas permanecen inmóviles, aunque exhiben movimientos sutiles si son molestadas por compañeras de nido. Sin embargo, las abejas duermen afuera cuando enjambran o cuando forman “barbas de abeja” fuera del nido en noches calurosas, cada vez más frecuentes debido al cambio climático.
Aunque la prevalencia de luz artificial en la noche (ALAN), o contaminación lumínica, en las abejas melíferas dormidas varía de una región a otra, los entornos urbanos modernos están cada vez más expuestos a condiciones de luz artificial, especialmente con el aumento de las temperaturas. Dado que resurge la apicultura urbana en muchas áreas para apoyar a las abejas y sus servicios críticos de polinización, las abejas en climas más cálidos ahora enfrentan mayor exposición a ALAN.
Al igual que en los humanos, cuando las abejas experimentan una mala noche de sueño y patrones circadianos alterados, surgen problemas en su comportamiento y funcionamiento. El sueño resulta crucial para la salud y la aptitud física de las colonias de abejas melíferas, que dependen de un intrincado sistema de comunicación conocido como “baile de meneo” para informar a las compañeras sobre la ubicación de fuentes de alimento en el entorno. Las abejas bailan peor y, por lo tanto, no se comunican tan bien si no duermen lo suficiente.
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