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Entre los múltiples escándalos que fueron tema en las pláticas de café la semana pasada, destacó la álgida discusión que se dio entre el periodista Ciro Gómez Leyva y el propietario de Argos, Epigmenio Ibarra Almada, al tocar el grave problema en que se ha convertido la violencia en México.
Fue en el noticiero Por La Mañana que se transmite en Radio Fórmula en una transmisión en vivo, en que una vez más el productor Epigmenio Ibarra responsabilizó a Felipe Calderón Hinojosa de la crisis de violencia y asesinatos registrados durante la actual administración.
Emulando el discurso del presidente de la República, Epigmenio Ibarra aseveró que no se debe combatir la violencia con más violencia, sino atacando las causas de fondo, toda vez que la violencia no se acaba por decreto, a lo que Gómez Leyva respondió que en la realidad parece todo lo contrario, porque por decreto el gobierno actual quiere acabar con las causas, mientras que la sociedad sigue padeciendo los problemas de carestía y malestar que provocan la violencia.
El diálogo fue subiendo de tono y se convirtió en discusión, con interrupciones y reclamos, levantando el tono de voz y callándose uno al otro, al grado de tener que llamar a un reportero de Radio Fórmula para hacerle el quite a Gómez Leyva.
En efecto Epigmenio Ibarra tiene parte de razón al afirmar que la violencia no se va a terminar con más violencia y que se deben atacar tanto las causas como la problemática que padece el pueblo, pero se tiene que ver de qué forma están atacando dichas causas, porque hasta el momento la estrategia no ha dado buenos resultados.
Epigmenio tachó de elementales los argumentos de Ciro, al afirmar que “no digan que el pueblo, la gente, esto es muy diverso, porque habrá personas que piensen así y habrá otras personas que no”.
Ibarra Almada recurrió al argumento de que cuando habla de “la gente” se refiere a la “mayoría popular”, que comprobará su preferencia en las elecciones de este domingo cinco en los seis estados donde se elegirán nuevos gobernadores y que seguramente ganará Morena y siguió culpando a Felipe Calderón de la violencia que padece el país. Por cierto, el resultado fue 4 gubernaturas para Morena y 2 para la Alianza PRI-PAN-PRD.
Epigmenio Ibarra dijo que la CONVERSIÓN del narco en una fuerza sanguinaria de combate tiene que ver con los sistemas cruzados de venganza y asesinatos, y que la única manera de contener la violencia es atacando las causas. Insistió en las causas.
APOLOGÍA DE LA VIOLENCIA
Fuera de que tenga razón o no Epigmenio Ibarra en sus aseveraciones, es la persona menos indicada para asegurar que es atacando las causas como se acabará la violencia, porque como todos sabemos Ibarra es dueño de Argos Comunicación, la productora de narco series que más dinero ha ganado en esta industria, cuyas producciones son verdaderas apologías de narcotraficantes.
Basta poner como ejemplos las series: El Señor de los Cielos, la Señora Acero, La Doña, El Chema, Camelia la Tejana, La Patrona, Ingobernable entre tantas otras que se han convertido en ejemplo a seguir por la juventud que ve la manera ostentosa en que viven los narcos y los delincuentes o lavadores de dinero.
La mala imagen que dan a México en el exterior obligó al canciller Marcelo Ebrard, a declarar en Emiratos Árabes que el gobierno tratará de cambiar la imagen negativa que se presenta en los programas y series que retratan a un México violento y sangriento.
Por cierto, hace unos meses el gobierno federal ha otorgado créditos millonarios a la empresa de Epigmenio Ibarra, algo que fue duramente cuestionado, pues este dinero servirá para seguir financiando narco series. Precisamente fue Bancomext la institución gubernamental la que otorgó un préstamo de 150 millones de pesos a la empresa Argos Comunicación. ¿Esto es combatir las causas?
La pregunta final es ¿Alguien sabe dónde quedó la congruencia? ¿Será que la apología de la violencia no es considerada una causa? Mientras tanto, la culpa ha de ser del ex presidente de México Felipe Calderón Hinojosa, quien por cierto dejó el poder en 2012, es decir hace una década.
Gabriel García-Márquez
