Sendic Aguirre/LIBERAL El 19 de octubre de 2019fue atropellado por una persona alcoholizada.

Juanito soñaba con ser policía antes de sufrir un accidente

La fecha del 19 de octubre del 2019 nunca se le olvidará a María del Carmen Guzmán Hernández, ni a su hijo Juan Alvarado Guzmán, fue el día que una persona alcoholizada atropelló al niño cuando apenas tenía 10 años de edad en la colonia Santa Rosa.

Hasta la fecha el pequeño ha atravesado por más de siete operaciones donde ha entrado y salido del quirófano y más que nunca ellos necesitan de todo el apoyo posible de la población.

Porque la señora y su esposo para alimentar a sus hijos, salen a vender frutas y verduras en un triciclo, para recorrer los alrededores de las colonias de la zona baja de la ciudad, y venderlas de casa en casa.

La señora recuerda que ese día el hombre iba completamente alcoholizado cuando a bordo de su unidad perdió el control de ella, se subió a la banqueta chocó contra varios postes y arrolló al menor de edad.

“A mi niño me lo atropelló un señor que venía tomado, se subió a la banqueta, y ahí se llevó a mi niño y le quebró el pie, nosotros hemos batallado, pidiendo apoyo con la gente, gracias a Dios si nos ha ayudado, cuando nos hablan de que vayamos a Veracruz tenemos que buscarle para conseguir, ahora el próximo 7 de marzo tiene una nueva operación”, recordó.

Guzmán Hernández, reconoce que hasta el momento los doctores, no le han dado un buen augurio al niño, pese a todas las intervenciones quirúrgicas a las que ha sido sometido, pero ella tiene esperanza en Dios.

“Me dicen los médicos que él no va a quedar bien de su pie, que va a quedar con malestar en su piecito, yo le doy gracias a Dios que él vuelva a caminar y se valga por si mismo. Ese día cuando escuché el golpe creí que me lo habían matado, pero no, ¡Dios es muy grande y me dejó a mi niño con vida!”.

Por su parte, Juanito ahora tiene 11 años, estudia en la escuela Francisco Morosini el sexto grado de primaria, y recuerda ese día como si fuera ayer, todo lo que sintió, como pensó que iba a perder la vida ese 19 de octubre.

“Antes mi familia vendía antojitos, yo les ayudaba, ese día nos pidieron 10 empanadas, las llevaba a casa de quien nos hizo el pedido, al regresar, fue cuando venía de regreso el conductor que venía borracho se subió a la banqueta y me atropelló. Yo le pedía a Dios que me cuidara y que me ayudara con mi pie. Yo le doy gracias a Dios por todo. No voy a quedar bien de mi pierna, pero Dios sabrá ayudarme para caminar”, narró el menor.

El pequeñito tenía la ilusión de poder estudiar y convertirse en un buen elemento de la policía y así poder defender a su familia, a los niños y a los más necesitados, pero ahora con su pierna destrozada, teme no poder cumplir su sueño.

“Yo quería ser algo, pero ahora no podré ser lo que soñaba, porque yo deseaba ser un policía, pero bueno, ahora tal vez pueda ser un elemento policiaco o tal vez no, por como me quedó la pierna” expresa con tristeza el niño.

Así fue como una persona por una noche de juerga y en completo estado de ebriedad, le cambió para siempre la vida a Juanito, un niño de 10 años cuyo único pecado que cometió, fue acudir a dejar un plato de empanadas.

Coatzacoalcos
Sendic Aguirre

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