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El fallecimiento de Manuel Lapuente marca un día de luto para el futbol mexicano. Reconocido tanto como futbolista y entrenador, Lapuente dejó un legado imborrable en la Selección Mexicana de Futbol y en diversos equipos de la Liga MX, tras perder la vida a los 81 años a causa de complicaciones derivadas de una neumonía.
Nacido el 15 de mayo de 1944 en Puebla, su carrera profesional inició en Monterrey en 1964 y continuó en Necaxa, Puebla y Atlas. Aunque como jugador no logró títulos de liga, representó a México en 13 ocasiones internacionales y obtuvo la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967.
Ya como estratega, Lapuente se consolidó como uno de los técnicos más ganadores del futbol nacional, conquistando cinco campeonatos de liga: dos con Puebla, dos con Necaxa y uno con América. Además, será recordado por dirigir a la Selección Mexicana en el Mundial de Francia 1998 y por ser el cerebro detrás del histórico título de la Copa Confederaciones de 1999, cuando México venció 4-3 a Brasil en el Estadio Azteca.
Caracterizado por su elegancia en el banquillo y su inseparable boina, Lapuente dejó una huella profunda en el balompié nacional. Su legado, basado en disciplina, liderazgo y conocimiento táctico, lo coloca entre los entrenadores más respetados en la historia del futbol mexicano.
Tras su retiro como futbolista, Manuel Lapuente se dedicó a los banquillos, destacando como entrenador de Puebla, Tigres, Ángeles de Puebla, Atlante, Cruz Azul, Necaxa y América. Su paso por estos equipos incluyó cinco campeonatos de Liga MX: Puebla 1982-83 y 1989-90, Necaxa 1994-95 y 1995-96, y América en Verano 2002.
