Elizabeth Aviña/LIBERAL Nelly Borrego es una de las tres únicas maquilladoras certificadas en Coatzacoalcos, también hace postres.

Emprendedora incansable

En la actualidad, emprender es de valientes, pues se trata de arriesgarlo todo por algo incierto y solo soportando intensas jornadas es como se logra ir llegando poco a poco a la meta.

Esto precisamente es lo que ha ido sorteando Nelly Violeta Borrego Castellanos de 35 años, quien estudió la carrera de Administración de Empresas, pero decidió dejarlo todo por convertirse en diseñadora de maquillaje profesional certificada.

La joven emprendedora y madre de dos pequeñas, asegura que no ha sido fácil el camino y aunque muchas veces ha sentido que va a rendirse, no ha renunciado a sus sueños y ha seguido cosechando éxitos.

-Tienes una carrera profesional que ejerciste algunos años, ¿cómo fue esa etapa de tu vida?-
“Iba en la carrera y comencé como becaria en una constructora de la ciudad, estuve en el área de compras como un semestre y finalmente fui contratada como auxiliar y al poco tiempo me hicieron jefa de compras de todo el corporativo que abarcaba varios estados y ciudades en todo el País”.

-Y, ¿cómo es que tienes un acercamiento con el tema de la belleza?-
“Pues a mí siempre me gustó, en mi familia somos puras mujeres y recuerdo que cuando cumplí como 15 me metí a cursos de señoritas y ahí había temas de maquillaje. En mis XV años yo maquillé a mi mamá y después una tía que tenía un salón iba a cerrarlo y yo le dije que me las vendiera y fue que me metí a estudiar de lleno, para esto yo iba en la universidad, estaba en la constructora y los fines de semana comencé a estudiar belleza”.
“Aunque no era de lleno, siempre los fines de semana trataba de capacitarme en diferentes temas como uñas, cabello y demás”.

-¿Cuándo decides dejarlo todo por seguir tus sueños?-
“Pues comenzó a salirme más trabajo del tema de la belleza, peiné a una maestra para un evento y a raíz de eso me empezaron a llamar mucho. Cuando decidí dejar todo empecé trabajando en casa de mi mamá hasta que un día una conocida me avisó que se le había desocupado un local, que, si yo lo quería para mi salón, entonces agarré un préstamo y me fui a México y compré mi primera mesa de manicure”.

-¿Ha valido la pena?-
“Cuando trabajaba en la constructora tenía un buen salario, un buen nivel, pero de repente ya no tenía tiempo para mis hijas, no las veía ni para comer, ni en sus cosas de la escuela, además tenía un nivel de estrés muy alto”.
“Entonces cuando decidí dejarlo todo fue muy difícil, hasta me deprimí porque yo estaba acostumbrada a mucha presión y entonces, aunque anhelé mucho tiempo el poder estar en casa ver que no tenía el mismo ingreso y hasta muy poco trabajo, fue difícil esperar a lo que me fuera cayendo”.

TAMBIÉN HACE POSTRES
Por ejemplo, también hago postres, tomé cursos de repostería de bocadillos y comencé haciéndolos para la familia y ahora tengo clientes que exclusivamente me buscan para sus postres.

“Esto se trata de aguantar las temporadas, pero en los 8 años que he tenido el salón, sé que hay negocios que no aguantan ni un año y cierran, pero se trata de seguir adelante”, mencionó.

Coatzacoalcos
Elizabeth Aviña

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