Con el corazón roto en mil pedazos

Con el corazón roto en mil pedazos, Me decidí a escribir algo de lo que viví tras los 25 días en los que Carlos estuvo internado. Días de angustia, miedo, desesperación y más.

No puedo creer que el Sector Salud de Coatzacoalcos esté tan mal. No puedo creer que un director de unos de los hospitales insignia de Coatzacoalcos sea tan hipócrita, sin educación, cínico y sin un ápice de calidad humana… Así es como describo al Sr. Vivas, director del Hospital General de Zona No. 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Coatzacoalcos.

Durante 25 días solicité, rogué para que me recibiera y poder aclarar la situación de mi esposo. Pedir anuencia por si era necesario pedir ayuda externa o conseguir medicamentos para ayudar a Carlos a salir adelante, pero el Sr. Vivas (sí, señor, porque para mí no es médico), habiendo aceptado llamadas de amigos donde le pedían que me recibiera y él, habiendo dicho que sí, no lo hizo. Me dejó afuera de su oficina 4 horas un día y en otra ocasión más, en la calle por más de 2 horas y media, por citar algunas. Creo que le queda muy grande el puesto de director.

Tampoco entiendo porque el Sr. Vivas ignoró las indicaciones del subdelegado del IMSS para el Sur de Veracruz… ¿acaso él tiene más injerencia que el subdelegado?

Los médicos son los primeros en quejarse sobre que cada día hay más contagios -y es cierto- pero también ahora entiendo por qué hay tanta gente a las afueras del HGZ 36… Yo lo viví y me tocó estar afuera de ese hospital muchas horas, esperando a que me dieran un pequeño informe sobre la salud de mi esposo. Ellos mismos, el IMSS, están provocando que haya más contagios al exponernos a los familiares para recibir los informes. Supuestamente son vía telefónica… ¿pero qué creen? ¡Nunca llaman!

Supuestamente vino una supervisión de la Ciudad de México y nos “corrieron” de la calle cuando esperábamos los informes, diciéndonos que nos iban a llamar por teléfono. Que los informes a partir de ese momento eran vía telefónica y que creen… pasaron dos días… ¡Sí, dos días! para que recibiera yo una llamada. Obviamente fui al hospital a exigir noticias, pero nadie sabía nada, no había reporte, sólo los que están en el área de COVID19 sabían el estado de nuestros familiares internados y mientras tanto los que estábamos afuera, permanecíamos en un estado de angustia galopante, comiéndonos las uñas y pidiéndole a Dios que todo estuviera bien… Eso no es justo.

No está bien…

Sé que hay poco personal de salud. Muchos médicos y enfermeras se han contagiado, otros desgraciadamente han perdido la vida ante este virus tan horrible y otros más no han querido trabajar por miedo a contagiarse. Pero también es cierto que si se organizan pueden dar informes a los familiares sin tomar actitudes prepotentes de “perdona-vidas” que tanto medran las entrañas de nuestras grandes instituciones mexicanas de todos los niveles de gobierno.

Tengo muchas dudas. No entiendo cómo es que el IMSS pide que las personas curadas de COVID19 vayan a donar plasma para salvar vidas, cuando a mí me negaron la aplicación para mi esposo Carlos, alegando que para este sector “está prohibido”, que “es un delito”.

Dos días luché para que ayudaran a Carlos y se lo aplicaran. Nosotros, familia y amigos, conseguimos el plasma y la respuesta de los jefes de urgencias y laboratorio (Dr. Borrego y Dr. Chuck, respectivamente) fue la misma: “No se puede…” Muchas veces les pregunté por qué y nunca me supieron explicar, sólo dijeron eso: “No se puede…”

No entiendo cómo es que los directivos o jefes de área creen que con que te digan “su familiar está grave/estable, satura ‘X’ cantidad, pero ahí va…” sea suficiente para estar tranquilos.

No entiendo por qué siempre me negaron una llamada o videollamada para que él estuviera tranquilo, al igual que toda la familia, cuando ellos mismos dicen que sufren de ataques de ansiedad por la soledad a la que se ven sometidos.

No entiendo la frialdad de casi todas las personas que me dieron informes sobre el estado de salud de Carlos. No soy un colega de ellos, no soy un animal y mucho menos una ignorante. El trato de ellos hacia nosotros los familiares siempre fue frío, como si fuéramos bichos y supiéramos términos médicos.

Tengo muchas cosas malas, muchos recuerdos o experiencias vividas estos 25 días. Creo esta hoja se haría interminable…. pero también me encontré con cuatro ángeles que me ayudaron para saber del estado de salud de mi esposo (a escondidas obviamente). No pongo sus nombres por su seguridad, pero ellos saben quiénes son y estaré en deuda y agradecida con ellos siempre.

Hasta el día de hoy tengo muchas dudas y muchas cosas en mi mente. Mismas que están rondando por mi cabeza, por todo lo vivido en estos días y creo que seguirán ahí por siempre…. ¿habrán hecho lo correcto en el caso de Carlos? ¿Por qué me pidieron un medicamento que conseguí y después no me lo quisieron recibir?

Sólo le pido a Dios que ilumine al personal médico, que los haga más empáticos y que los llene de la sensibilidad que tanto hace falta en medio del viacrucis que viven las familias con un enfermo en el Hospital General No. 36 del IMSS en Coatzacoalcos y evitar que ésta institución se siga cayendo a pedazos y perdiendo la credibilidad de quienes se supone debe servir.
Ma. Del Pilar Raña de Talavera

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