Hoy López Obrador es la última vez que sostiene uno de sus mítines en la plaza principal de la República, la siguiente será un acto oficial, el Grito de Independencia.

AMLO inicia su despedida en el Zócalo rindiendo su Sexto Informe de Gobierno

A pocos días de concluir su sexenio, López Obrador se despide del Zócalo de la CDMX, lugar donde fue opositor y después mandamás.

MÉXICO
AGENCIAS

Hoy domingo, el presidente Andrés Manuel López Obrador pondrá fin a uno de los rituales que han formado su trayectoria política desde que era un dirigente opositor en su natal Tabasco hasta lograr encabezar el nuevo partido dominante de la política nacional. Teniendo el Zócalo de la Ciudad de México como escenario por última vez antes de su retiro.

No es la última vez que llenará el Zócalo —esa será en el Grito de Independencia—, ni que tenga un acto masivo, pues seguirá teniendo eventos durante septiembre, mucho menos es su última aparición pública, todavía habrá mañanera hasta el día 30 de septiembre. Pero sí es la última vez que López Obrador sostiene uno de sus mítines en la plaza principal de la República.

El valor simbólico de la Plaza de la Constitución acompaña la carrera de López Obrador. Tanto que ya adelantó que su pintura oficial, la que quedará para la posteridad en la Galería de los Presidentes de Palacio Nacional, no tendrá como fondo el despacho más poderoso del país, sino el Zócalo que lo encumbró como dirigente político.

No es para menos, el Zócalo marca, de una forma u otra, cada evolución de López Obrador. Ahí pasó la prueba de fuego cuando el Éxodo por la Democracia llegó desde Tabasco en 1992, en el proceso consolidándose como una figura nacional. Una década después, en 2005, la plaza lo arropó en protesta contra su desafuero en el sexenio de Vicente Fox.

El Zócalo también enmarca el camino que López Obrador cruzó una y otra vez en su búsqueda por la Presidencia de la República. Fue ahí donde se proclamó “Presidente legítimo” tras el fraude electoral de 2006 y, en 2012, anunció su divorcio del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para formar Morena.

A partir del 1 de julio de 2018, la dinámica cambió. Los gritos dejaron de ser de protesta para comenzar a ser de celebración. Cada vez menos activistas y más altos funcionarios ocuparon el escenario. Las críticas al Gobierno en turno dieron pie a una serie de promesas y compromisos. Pero el personaje principal seguía siendo el mismo que 25 años antes.

Más tardó López Obrador en rendir protesta como Presidente de la República que en regresar al escenario de sus grandes momentos, ahora ataviado con banda tricolor al pecho, pero sin el protocolo que caracterizó a sus predecesores. En vez de celebrar su asunción en cena con dignatarios y militares, él lo hizo con otro de sus mítines ante las masas.

EL PRESIDENTE SE APODERÓ DEL ZÓCALO

Ya como primer mandatario, mantuvo su cábala de cabecera y encabezó otros seis actos en la plaza más importante del país. Los primeros dos en 2019, el 1 de julio y 1 de diciembre, en los aniversarios de su elección y del arranque de su sexenio, respectivamente, para celebrarse a sí mismo y a su movimiento ya desde la cima del poder.

La pandemia de coronavirus alteró los ritmos y costumbres de prácticamente todo, incluyendo las dinámicas políticas de López Obrador. Por lo que no pudo hacer convocatorias durante 2020 y debió esperar hasta el 1 de diciembre de 2021, porque “ya hacía falta”, para celebrar nuevamente su aniversario y, de paso, cantar victoria sobre la emergencia sanitaria.

En la segunda mitad de su sexenio, López Obrador tuvo a bien desafiar a la oposición por el control de la Plaza de la Constitución. Retándolos a llenarla con manifestaciones de al menos 100 mil personas no una, sino varias veces, para demostrar que la ciudadanía estaba en inconforme con las políticas implementadas por su administración.

Al ruedo saltaron, primero, el Frente Nacional Anti-AMLO (FRENAAA) de Gilberto Lozano con un plantón que el viento se llevó y, después, la Marea Rosa promovida por Claudio X. González para protestar en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y en general contra el Gobierno morenista.

El movimiento opositor causó la respuesta de López Obrador, quien decidió no sólo retomar el Zócalo, sino las calles con una mega marcha de más de cinco horas el 27 de noviembre de 2022. Solo para rematar, en 2023 conmemoró la expropiación petrolera el 18 de marzo y otro aniversario de su elección el 1 de julio.

La veda electoral llegó y pasó dejando consigo la victoria, aún más apabullante que la suya, de Claudia Sheinbaum, quien recibirá de López Obrador no solo la banda presidencial sino también una mayoría calificada en el Congreso de la Unión y 23 estados gobernados por miembros de la coalición oficialista.

Con este panorama, completamente a favor, López Obrador pondrá pie por última vez en el Zócalo al iniciar los últimos 30 días de su sexenio y, de cierta forma, comenzar el viaje de regreso 32 años después de haber marchado desde Tabasco. Ahora teniendo como destino final Palenque, Chiapas, para lo que asegura será su retiro de la política.

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