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El proyecto lo llevan ciudadanos preocupados en apoyar a quienes necesitan ayuda para salir de las ‘garras’ de una adicción.
AGUA DULCE
ALFREDO SANTIAGO
En un árbol quedó grabada la fecha “23 de julio”, día en que se abrió el Centro de Rehabilitación “Ave Fenix, buena voluntad” en esta localidad hidrómila, un sitio que busca ayudar a quienes están atrapados en las garras de alguna adicción.
Pero es importante aclarar que el lugar no es un anexo, o al menos no funciona como los tradicionales sitios que proliferaron hace varios años en toda la región, donde se escribieron terribles historias de abusos, agresiones y vejaciones.
Carlos, enfermo alcohólico rehabilitado, encabeza el grupo de ‘padrinos’ que se organizaron para la materialización de este proyecto; cuenta que el Centro de Rehabilitación funciona bajo un esquema positivo, con una duración promedio de seis meses para lograr resultados.
En los llamados anexos es común que los adictos sufran agresiones verbales, físicas y psicológicas, hasta que sus cuerpos, mentes y almas se quiebran, lo que genera en el paciente un sentimiento de resentimiento contra el personal, sus compañeros, la institución e incluso contra la familia que los dejó en el sitio.
De acuerdo a las estadísticas o casos que recuerdan, aseguran que el 90 por ciento de los anexados volvieron a consumir, siendo inservibles los meses que pasaron sufriendo hambre, sueño, abstinencia y hasta golpizas.
ES TODO DIFERENTE
Aunque las condiciones son limitadas, no es como forma de castigo, sino debido a que no tienen los recursos para equipar más el lugar.
Las cuatro personas del sexo masculinos que hay en este sitio y que cumplieron su primer mes, duermen en una habitación comunitaria sobre colchonetas, los encargados esperan más adelante contar con camas cómodas, pero el sitio está limpio, ventilado e iluminado.
El baño, aunque sencillo, cuenta con agua y papel, está totalmente limpio y siempre abierto para las necesidades de los habitantes; cuentan con un salón donde participan diariamente en dos reuniones, donde conversan, intercambian pensamientos y reciben lecturas sobre las adicciones, todo el proceso de recuperación es basado en la psicología.
Otra diferencia del Centro de Rehabilitación con los antiguos anexos, es que los pacientes pueden salir de la casa hacia el patio, realizar ejercicio, actividades de limpieza y caminar libremente por la propiedad.
Con respecto a la alimentación, reciben alimentos tres veces al día, todos preparados en el lugar y con la máxima higiene, incluso toman refrescos y tienen acceso a pan; no cuentan con televisión porque por el momento no han podido adquirir una, pero tienen libros y esperan pronto tener unos juegos de mesa.
NUEVO COMIENZO
El programa tiene una duración de seis meses a un año, los ingresados no pueden tener acceso a teléfonos celulares, aunque después del primer mes –regularmente para garantizar la desintoxicación física- pueden recibir visitas los domingos.
En esos días, las familias llegan con comida y pueden convivir en el patio de manera libre, pues el objetivo es que los adictos valoren las ventajas de una vida de abstinencia, que valoren el amor de sus familias y amigos, los sacrificios que hacen por ellos.
Aunque por el momento el lugar solo cuenta con hombres, el sitio está diseñado para que puedan ser rehabilitadas mujeres; las familias tienen que dar una aportación única de 800 pesos por los seis meses de alojamiento.
Hasta el momento ninguna autoridad gubernamental, social, sindical o de cualquier otro tipo, se ha acercado a brindar apoyo; las carencias son variadas y es destacable el esfuerzo que hace este grupo de ciudadanos por ayudar a sus semejantes a salir de la terrible sombra de la adicción.
