Deportistas de corazón

Deportistas de corazón se las han ingeniado para seguir activos pese a la situación actual, como es el caso de un grupo de amigos que han adaptado las paredes de una plaza abandonada a orillas del Malecón Costero como cancha para jugar frontón.

Las áreas deportivas en la ciudad, de manera oficial continúan cerradas, lo que ha dejado sin sitios de recreación a niños y adultos, pero, sobre todo, sin una opción a quienes sufren enfermedades crónico-degenerativas para evitar tener recaídas.

Con sana distancia e incluso con cubrebocas, los cinco amigos juegan con un poco de temor de ser multados por ocupar el espacio que a su parecer es privado, pero debido a que está abandonado se tomaron el atrevimiento de utilizarlo para “desempolvar” un poco el cuerpo.

-¿Cómo nace el venir a jugar fronton a esta plaza abandonada?-
“Nosotros jugamos en unas canchas de la colonia Puerto México, estamos dados de alta ahí ya por años, pero no nos dan permiso ahorita por la pandemia y pues nosotros venimos protegidos todos porque somos personas de la tercera edad y necesitamos hacer ejercicio, sino nos enfermamos y pues buscamos hacer deporte sin afectar a nadie, anduvimos buscando un lugar y aquí vimos una pared de este lugar y abusando de la confianza de la gente pues estamos aquí cascareando para no oxidarnos más de la cuenta”, aseguró Carmelo Pulido Morales, de 61 años.

-¿El deporte lo hace por hobbie?-
“Tengo 10 años de jugar y antes de eso ya me andaba tronando, estaba demasiado gordo y lo hago por salud y por hacer algo de deporte. Aquí tenemos viniendo como desde hace dos semanas y pues esperamos no afectar a nadie. Estamos aquí entre amigos, puros chavos rucos”.
David Martínez, de 60 años, es otro de los jugadores que reiteró la necesidad de hacer actividad física para mantenerse sano.

-¿Entre amigos vienen a entrenar?-
“Efectivamente, por la misma contingencia pues no tenemos canchas deportivas para jugar y este es el único lugar libre. A veces somos cinco o más, depende de los que lleguen. Empezamos dos y ahora somos más, pero invitamos a quien quiera jugar pues que vengan”.
Ramiro Toledo Martínez, añadió que la falta de espacios los llevó a ingeniárselas, pues también por el prolongado tiempo de cuarentena ya era necesario hallar un sitio para desestresarse.
“No hay espacios en estos momentos, buscamos las formas y ahorita como esta área está desocupada pues nos atrevimos a venir acá a jugar un rato. La idea es que vean que no estamos haciendo cosas malas y buscamos la forma para ejercitarnos un poquito.
“Yo me integré a ellos, fue una invitación, trotamos a veces. Son un grupo que ya tiene bastante tiempo jugando, tendrá dos meses que me integré con ellos y la verdad pues sí la pasamos bien”.

Coatzacoalcos
Elizabeth Aviña

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